El estreno de Golpes, primer largometraje dirigido por Rafael Cobos, llega este 5 de diciembre con una propuesta que combina thriller, memoria histórica y reflexión social. La película, protagonizada por Luis Tosar, Jesús Carroza y Teresa Garzón, se desarrolla en la transición española y utiliza el enfrentamiento entre dos hermanos —un delincuente que intenta recuperar el cuerpo de su padre ejecutado y un policía dispuesto a detenerlo— para explorar lo que Cobos define como «la historia fratricida de este país» y la importancia de «preservar la memoria».
Luis Tosar subraya en una entrevista que España sigue arrastrando aprendizajes pendientes. Afirma que «somos una democracia muy joven» y que la Transición, pese a haber sido necesaria, hoy genera «resistencia al avance» y una polarización profunda. Para el actor, la falta de «herramientas para verbalizar las cosas que ocurren» ha generado una cultura donde se cree erróneamente que callar los problemas hará que desaparezcan.
En esa línea, Tosar insiste en que la película expone «la necesidad de España» de expresarse y confrontar su pasado reciente. Recuerda que el país salió de «una dictadura de 40 años» que ralentizó su transformación social y política, obligando a avanzar en pocas décadas lo que otras naciones lograron en mucho más tiempo. Ese proceso acelerado, afirma, ha dejado «traumas que todavía estamos pagando».
La memoria histórica ocupa un papel central en Golpes. Teresa Garzón destaca «la necesidad de muchos familiares de cerrar heridas», especialmente mediante la recuperación e identificación de restos para ofrecer a sus seres queridos «un final digno». Para la actriz, el filme invita a «mirar hacia atrás» como ejercicio fundamental para entender «qué seguimos haciendo mal».
Rafael Cobos sostiene que «no hay futuro sin memoria» y que negarse a enterrar a los muertos es «algo tan primitivo, de tragedia griega». El director explica que los dos hermanos protagonistas representan dos visiones opuestas del país: una figura integrada en el sistema y otra excluida que busca transformarlo. Según Cobos, esta dualidad refleja las consecuencias profundas de la guerra y la posguerra en la sociedad española.
Jesús Carroza resume esta contraposición señalando que «uno tiene muy claro que para seguir avanzando tiene que hacer las paces con el pasado y el otro lo que quiere es olvidar». Para Tosar, este enfrentamiento simboliza «la historia fratricida de este país», mientras que Cobos concluye que una convivencia más sana será posible cuando España sea capaz de ofrecer «segundas, terceras, cuartas y quintas oportunidades a los errores», un paso esencial para construir «un país más sano y más libre».