En los últimos años ha emergido una corriente de opinión entre los jóvenes españoles que cuestiona el nivel de gasto público destinado a las pensiones. Aunque sigue siendo minoritaria, cada vez más personas de entre 18 y 34 años creen que se invierte demasiado en este ámbito. Según el último estudio de Opinión Pública y Política Fiscal del CIS, uno de cada seis jóvenes de 25 a 34 años (16,6%) sostiene esta postura, mientras que en el grupo de 18 a 24 años el porcentaje asciende al 12,5%.
Se trata de cifras inéditas desde que el CIS comenzó a medir esta percepción hace más de tres décadas. El cambio es especialmente llamativo si se compara con los datos previos a la pandemia: en 2019, solo el 3,9% de los jóvenes de 25 a 34 años y un 0,5% de los de 18 a 24 años pensaban que se gastaba demasiado en pensiones. No obstante, la mayoría de los encuestados mantiene una visión opuesta: cerca del 47-49% de los jóvenes considera que se invierte muy poco en pensiones, y alrededor del 39% opina que los recursos son adecuados.
El contraste con los grupos de mayor edad es significativo. Entre quienes se encuentran próximos a la jubilación o ya retirados, apenas un 4% cree que el gasto en pensiones es excesivo. Este dato refleja que la percepción del sistema varía de manera notable según la etapa vital y la relación de cada colectivo con las prestaciones sociales.
El estudio también muestra diferencias en función del género y la orientación política. La percepción de que se destina demasiado dinero a la Seguridad Social está más extendida entre los hombres (10,3%) que entre las mujeres (3,1%). En cuanto a las afinidades partidistas, los votantes de Vox son los que más comparten esta visión (14,1%), seguidos por los del PP (8%). En los electores de Sumar y PSOE, en cambio, la proporción cae a 3,9% y 3,6%, respectivamente.
El recelo no se limita a las pensiones. Entre los jóvenes también crece la desconfianza hacia otras políticas públicas de gasto. Áreas como la cultura, el medioambiente, la cooperación al desarrollo, la protección frente al desempleo e incluso la obra pública generan cada vez más rechazo en determinados sectores juveniles, que cuestionan la eficacia de estas inversiones.
En definitiva, el CIS constata un cambio de tendencia en la percepción juvenil respecto al gasto público. Aunque la opinión dominante sigue siendo que se invierte poco en pensiones y en bienestar social, la proporción de jóvenes que considera excesivo este gasto se ha multiplicado desde la pandemia. Este fenómeno refleja un debate emergente sobre la sostenibilidad del sistema y las prioridades presupuestarias del Estado en el futuro.