Adiós a la sequía prolongada. Esa es la esperanza que ha despertado el paso continuo de borrascas por la Península en las últimas semanas, que ha logrado revertir una situación que parecía enquistada en varias regiones. Desde el 1 de marzo, los embalses han recibido más de 4.300 hectómetros cúbicos (hm³) y la reserva hídrica alcanza ya el 65,7% de su capacidad, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica.
La llegada de frentes como Nelson o la borrasca Jana, considerada de gran impacto por la Aemet, ha cambiado el panorama de los últimos tres años, marcados por un déficit hídrico prolongado. Los registros de lluvias han crecido con rapidez: del 0,3% por encima de lo normal el 4 de marzo al 18% por encima este 21 de marzo, con 444 litros por metro cuadrado acumulados desde octubre.
Con 114 litros por metro cuadrado recogidos entre el 1 y el 18 de marzo, este mes ya es el séptimo marzo más lluvioso desde que hay registros en 1961. Las lluvias no solo han regado los campos: también han devuelto el optimismo a las cuencas hidrográficas más golpeadas, como las del sur peninsular o Cataluña.
Aunque Aemet prefiere esperar al cierre del mes para declarar el final de la sequía de larga duración, los indicios son más que esperanzadores. De confirmarse, sería un punto de inflexión tras años de restricciones, campos sedientos y embalses agrietados. El clima, esta vez, juega a favor. Y lo que es mejor: todavía puede llover más porque las previsiones anuncian un mes de abril lluvioso.