Leonor de Borbón volvió a tierra con la elegancia de quien representa a una dinastía y el entusiasmo de una joven que aún se está formando. La princesa de Asturias recorrió este fin de semana el sitio arqueológico de Panamá la Vieja, uno de los enclaves históricos más importantes del continente americano, como parte de su itinerario cultural a bordo del buque escuela ‘Juan Sebastián Elcano’.
Acompañada por treinta compañeros de travesía —cadetes que comparten con ella la experiencia en alta mar—, la heredera al trono español caminó entre las ruinas de la ciudad fundada por los conquistadores en 1519 y destruida por el pirata Henry Morgan siglo y medio después. Allí, en medio de la piedra y la historia, se dio un gesto inesperado y emotivo: tras varios meses sin verse, Leonor abrazó con fuerza a la reina Letizia, que la esperaba con una sonrisa, según una información publicada en Diario de Yucatán.
El recorrido incluyó una parada en la torre de la antigua catedral, punto simbólico del lugar, donde la princesa escuchó con atención las explicaciones del guía del Instituto Nacional de Cultura. La visita recordó también la historia fundacional de Panamá, marcada por la huella española y su posición como enclave estratégico entre océanos.
Un portavoz de la Armada describió la escena como “un momento cargado de simbolismo y emoción”, no solo por la carga histórica del lugar, sino por la conexión madre-hija en un contexto de formación y tradición naval.
La travesía del ‘Juan Sebastián Elcano’”’, donde se encuentra embarcada Leonor como parte de su formación militar y académica, continúa ahora con rumbo a Cartagena de Indias. El barco, construido en 1927 y emblema de la Armada española, sirve como aula flotante para decenas de guardiamarinas. Panamá fue su escala tras salir de Perú, y tiene previsto cruzar el Canal en los próximos días.
El paso de la princesa por Panamá simboliza también su progresiva preparación para el rol institucional que le espera. En este viaje, comparte rutinas, guardias y maniobras con 76 compañeros. Tal como afirman desde la Armada, “la formación no es solo académica o técnica, también es vital y humana”.
Este episodio no solo une generaciones dentro de la familia real, sino que conecta a la futura reina con los territorios que aún conservan viva la memoria de una historia compartida. Una forma de entender el pasado mirando hacia el futuro.