Las duras secuelas para Elisa Mouliaá tras denunciar a Íñigo Errejón: «Me he dejado 12.000 euros»

Ahora, con la fase de instrucción completada, Elisa respira con algo más de tranquilidad

Denunciar un abuso sexual nunca es sencillo, pero hacerlo mientras se desata una tormenta mediática lo convierte en un camino todavía más duro. Eso es justo lo que ha vivido Elisa Mouliaá desde que decidió presentar su denuncia formal contra Íñigo Errejón el 24 de octubre de 2024. En aquel momento, el exdiputado acababa de dimitir y la noticia generó un enorme revuelo. Desde entonces, su testimonio ha sido cuestionado, analizado y criticado en público, algo que ha tenido un fuerte impacto emocional en ella.

Ahora, con la fase de instrucción completada, Elisa respira con algo más de tranquilidad. La justicia ha dado credibilidad a su relato, y el procesamiento de Errejón sigue adelante, pese a que él ha recurrido alegando falta de indicios. Para ella, que el juez reconozca que su denuncia no es falsa supone un alivio enorme después de meses de dudas y rumores constantes. Sin embargo, este avance judicial no borra el desgaste vivido.

La actriz ha explicado en varias ocasiones que ha tenido que enfrentarse a una campaña de desinformación que la ha perseguido desde el primer día. “Me he sentido cuestionada todo el tiempo”, lamenta. Este clima ha generado también una ruptura personal: amistades y personas cercanas que pensaba que la apoyarían han desaparecido de su vida. A todo ello se suma un fuerte esfuerzo económico. “Llevo gastados 12.000 euros en esta denuncia”, confesaba recientemente, recordando que defender la verdad a veces implica pagar un precio demasiado alto, según Lecturas.

Consecuencias profesionales y un futuro que comienza a aclararse

La exposición mediática y la polémica también han afectado su vida profesional. Elisa asegura que, desde que todo comenzó, su presencia en proyectos audiovisuales se ha reducido notablemente. Ha quedado finalista en numerosos castings, pero siente que la controversia que la rodea ha frenado decisiones a su favor. “A las productoras no les gusta la polémica”, explica con sinceridad. Así, su carrera ha tenido que adaptarse mientras lidia con un proceso judicial que parece no tener un final inmediato.

Pese a ello, la actriz no se ha quedado quieta. Ha seguido adelante con otros proyectos personales y empresariales que le han permitido mantener cierta estabilidad mientras intenta recomponer su vida profesional. Su mensaje, lejos de la resignación, es firme: volvería a denunciar “mil veces”. Afirma que actuar fue lo correcto y que muchas mujeres le han agradecido su valentía.

Hoy, con la justicia avanzando y su testimonio respaldado, Elisa comienza a recuperar la calma. Aunque reconoce que ha sido un camino largo y complicado, también sostiene que no se arrepiente de nada. Para ella, dar este paso no solo fue un acto personal, sino un gesto social. Y ahora, por fin, siente que la verdad empieza a abrirse camino.