La técnica tiene el potencial de romper con las nociones tradicionales de propiedad genética y de alterar la relación entre genes y la percepción de quiénes somos
El primer estudio internacional que desarrolla el análisis bioético de la síntesis artificial del ADN humano (synDNA) es liderado por Adrián Villalba, investigador del Departamento de Filosofía II de la Universidad de Granada.
El ADN sintético, o synDNA, se produce mediante el ensamblaje controlado de las ‘letras’ químicas que forman el ADN: adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina (C). Esta técnica consiste en la impresión de pequeños fragmentos de ADN de unos 200 nucleótidos que luego se ensamblan para formar cadenas más largas.
Este proceso no solo permite replicar secuencias existentes, sino también diseñar nuevas generadas completamente por ordenador, abriendo un abanico de posibilidades científicas y médicas. Ya se han conseguido sintetizar genomas completos de bacterias y algunos fragmentos de cromosomas humanos.
La creación de un genoma humano
La investigación se centra en cómo la creación de ADN sintético puede transformar conceptos clave como la identidad genética, la reproducción y la privacidad. Según los autores, esta técnica tiene el potencial de romper con las nociones tradicionales de propiedad genética y de alterar la relación entre genes y la percepción de quiénes somos. Además, destaca cómo synDNA desafía la distinción clásica entre células somáticas y germinales, abriendo nuevas vías para la reproducción y redefiniendo el concepto de paternidad genética.
Ante esta situación, los investigadores destacan que aunque los avances en la síntesis de ADN humano son prometedores, también plantean interrogantes cruciales sobre la réplica de fragmentos específicos del genoma de un individuo, la creación de un genoma humano completamente desde cero, la privacidad respecto a la posibilidad de que el ADN sea replicado en el laboratorio, así como las posibilidades de mejora o alteración humana.
«Nuestro objetivo es sentar las bases para un debate necesario sobre una técnica que, aunque aún incipiente, tiene el potencial de transformar profundamente la biología, la medicina y nuestra comprensión de la humanidad», concluye el equipo de investigación.