La Medicina Nuclear inició su desarrollo como especialidad durante la II Guerra Mundial
La teragnosis forma parte de la Medicina Nuclear: se utilizan radioligandos para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de tumores neuroendocrinos, hipertiroidismo, carcinomas microcíticos pulmonares, cáncer de tiroides, cáncer de próstata, glioblastomas multiformes y otros muchos tumores, aunque en España solamente están autorizados para tratar los neuroendocrinos.
Los radioligandos transportan hasta el tumor isótopos radiactivos artificiales que se fabrican en ciclotrones y reactores. En los ciclotrones se bombardean átomos no radiactivos con protones y en los reactores se hace con neutrones. Nada tienen que ver con el uranio, el plomo o el mercurio.
Grandes compañías farmacéuticas están realizando inversiones de miles de millones de euros para absorber pequeñas empresas biotecnológicas y comprar patentes que les permitan desarrollar esta tecnología disruptiva. También la Comisión de Sanidad del Senado aprobó una moción instando al Gobierno a desarrollar la teragnosis.
Madrid, 18 de marzo de 2024. “La teragnosis es la terapia de tipo molecular, preventiva, predictiva, de precisión y personalizada que más va a crecer en los próximos años para el tratamiento del cáncer”, asegura rotundo el Prof. José Luis Carreras, académico numerario de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME), con la seguridad que le otorga haber sido jefe del Servicio de Medicina Nuclear del Hospital Clínico San Carlos de Madrid durante décadas, así como presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad de Medicina Nuclear y presidente de la Sociedad Española de Medicina Nuclear.
Prueba de ello, manifiesta, “son las inversiones de miles de millones de euros que están realizando actualmente varias big pharma para absorber pequeñas compañías biotecnológicas y comprar patentes que les permitan desarrollar esta tecnología disruptiva tan eficaz”.
Asimismo, la Comisión de Sanidad del Senado ya aprobó en 2022 una moción instando al Gobierno a desarrollar las terapias con radioligandos para fortalecer el uso terapéutico de la Medicina Nuclear y, desde la RANME a través del Instituto de España, “hemos hecho saber al Congreso de los Diputados la necesidad de aumentar el uso de esta tecnología en nuestro país”, añade el Prof. Carreras.
La teragnosis está de moda, pero no es nueva. La Medicina Nuclear inició su desarrollo como especialidad durante la II Guerra Mundial (1941), momento en el que se decide utilizar la energía nuclear con fines médicos.
En España, el Dr. Carlos Blanco Soler y colaboradores del Hospital de la Cruz Roja de Madrid formaron en 1948 el primer grupo interesado en las aplicaciones clínicas de los isótopos radiactivos, y en 1951, se inauguró el primer Servicio de Isótopos Radioactivos en un Ambulatorio de la Seguridad Social en Madrid. A partir de 1952 se fueron poniendo en marcha diversos centros de Medicina Nuclear en San Sebastián, Sevilla, Bilbao, Santiago, Santander y Barcelona.
Pero ¿qué es realmente la teragnosis? Es el uso de radioligandos, que son moléculas marcadas con isótopos radiactivos o radioisótopos para prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades principalmente oncológicas. “Las personas con cáncer tienen en la superficie de sus células tumorales unas moléculas (pueden ser receptores, enzimas, etc.) que se llaman blancos. Lo que hacen los radioligandos es dirigirse a estos blancos y unirse específicamente a ellos.
En una primera fase, lo que hacemos es inyectar en el cuerpo del paciente unos radioligandos de diagnóstico para que vayan directamente a esas células tumorales y se queden ahí fijos. Nosotros, gracias a las imágenes de tecnología PET-TAC, vemos dónde se han fijado estos radioligandos, dónde ha habido captación suficiente porque se trata de un tumor”, explica el Prof. Carreras.
En una segunda fase, una vez que hemos comprobado con los radioligandos de diagnóstico dónde están asentadas esas células cancerosas, “se utilizan otros radioligandos terapéuticos, marcados con otros isótopos radioactivos, para destruir exclusivamente esas células tumorales sin dañar el resto de las células o tejidos sanos”, afirma este académico.
¿Los radioligandos diagnósticos que “visualizan” los tumores son los mismos que luego se encargan de eliminar esas células cancerosas? “Los primeros radioligandos que se encargan de decirnos dónde está el tumor van marcados con los isótopos radiactivos galio 68 (68Ga) y flúor 18 (18F), ya que estos emiten positrones y así los podemos ver mediante imágenes de tecnología PET-TAC.
Los segundos radioligandos son terapéuticos y son las mismas moléculas pero, en este caso, marcados con radioisótopos emisores de radiación alfa o beta, y el más utilizado es el radioisótopo lutecio 177 (177Lu), ya que este emite radiación beta que logra llegar al ADN de la célula tumoral y la destruye”, señala el Prof. Carreras.
¿Qué enfermedades pueden tratarse con la teragnosis? La teragnosis se empleó desde el principio para el tratamiento del cáncer de tiroides y el hipertiroidismo. Hoy en día, también se pueden tratar aquellos tumores que pueden expresar receptores de somatostatina, como los neuroendocrinos, los glioblastomas multiformes, los carcinomas microcíticos pulmonares y otros muchos. “Aunque la teragnosis funciona con eficacia en todas estas enfermedades, lamentablemente en España solo está aprobada para el tratamiento de tumores neuroendocrinos”, apunta.
“Los radioligandos dirigidos al PSMA están siendo también muy eficaces para el cáncer de próstata. En este caso, para su diagnóstico se utiliza el 68Ga-PSMA-11 y para el tratamiento posterior se emplea el 177Lu-PSMA-617, que desencadena la muerte celular selectiva de las células tumorales prostáticas, indicado en pacientes metastásicos y en progresión, con resultados espectaculares.
Una vez más, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) lo aprobó en 2022 y España aún no lo ha autorizado, las aprobaciones en nuestro país son demasiado lentas”, reconoce este especialista.
¿Cuándo se puede aplicar esta terapia? En las indicaciones aprobadas hasta ahora, se utiliza en casos avanzados, en progresión y en tercera línea en tumores neuroendocrinos bien diferenciados y en cáncer de próstata. Sin embargo, revela el Prof. Carreras, “numerosos ensayos clínicos en marcha están dando resultados muy esperanzadores utilizándolos en segunda y primera línea y en casos más precoces”.
De hecho, confiesa, “con la aplicación de radioligandos multitumor como FAPI (inhibidor de la proteína activadora de los fibroblastos), la teragnosis se podrá aplicar a todo tipo de tumores sólidos e incluso quizás también en algunas enfermedades inflamatorias, las indicaciones se van a multiplicar”.
¿Por qué la teragnosis es tan revolucionaria? “Porque cumple los requisitos de la Medicina P4”, afirma este académico. Es predictiva porque solamente se trata lo que se ve. Es necesario observar captación en el tumor del radioligando diagnóstico para aplicar el radioligando terapéutico.
Es preventiva porque puede aplicarse en fases precoces de la enfermedad oncológica evitando su progresión. Es de precisión porque hace llegar la radiación con efectos terapéuticos a la propia célula tumoral respetando los tejidos circundantes. Y es personalizada por todo lo anterior. Forma parte de la medicina molecular.
¿Qué se necesita para seguir impulsando esta tecnología revolucionaria de la que se beneficiarían miles de pacientes españoles? “Las inversiones del Sistema Nacional de Salud deberían ser mayores. Para llevar a cabo la parte diagnóstica de la teragnosis se precisan equipos de diagnóstico (PET-CT, PET-RM, SPECT-CT), que afortunadamente ya están disponibles en la mayoría de los servicios hospitalarios de Medicina Nuclear”, matiza.
Sin embargo, “para la segunda fase terapéutica en la que se trata al paciente, es imprescindible ampliar y adaptar las áreas de tratamiento ya existentes y realmente esto no supondría una inversión excesivamente elevada”, puntualiza el Prof. Carreras, quien recuerda que en la teragnosis “los requisitos de radioprotección son menos exigentes que en la terapia de cáncer de tiroides con yodo 131 (131I)”. No obstante, “se requiere la creación urgente de hospitales de día, similares a los que hay para quimioterapia oncológica, con varios puestos (sillones o camas) para dar el tratamiento bajo un solo control de enfermería.
Estos hospitales de día necesitan un sistema de recogida, almacenamiento y eliminación de los residuos radiactivos emitidos por los pacientes en la orina y heces en las primeras horas que siguen a la administración endovenosa del radioligando terapéutico. La duración del ingreso en cada ciclo es de unas seis horas, lo que permite administrar un ciclo a dos pacientes el mismo día en cada puesto de tratamiento”, concluye.