La tensión crece por momentos en Oriente Próximo tras el bombardeo de Israel a Beirut, la capital de Líbano, que por ahora deja al menos cinco muertos y numerosos heridos. Este ataque tiene lugar horas después de las oleadas de explosiones en los aparatos tecnológicos de comunicación de las milicias de hezbolá, una masacre que cuenta por miles los heridos y una operación sin precedentes que se atribuye a la inteligencia israelí.
El Ejército israelí ha descrito el ataque como un “bombardeo selectivo” en medio del repunte de los enfrentamientos con el partido-milicia chií Hezbolá y ante el temor de expansión del conflicto en Oriente Próximo.
“Las Fuerzas de Defensa de Israel han llevado a cabo un ataque selectivo en Beirut”, ha dicho el Ejército en un breve mensaje en su cuenta en la red social X, en el que ha agregado que “por ahora no hay cambios a las instrucciones en el frente interno”.
Según las informaciones recogidas por la agencia estatal libanesa de noticias, NNA, el bombardeo ha alcanzado un edificio de apartamentos en el área de Dahieh -situada en el sur de Beirut y de mayoría chií, con gran influencia de Hezbolá-. El Ministerio ha divulgado un primer balance de tres muertos y 17 heridos, mientras que la agencia NNA ha incluido entre las víctimas a varios niños, aunque se sospecha que el número de víctimas es mucho mayor, informa Europa Press.
Israel no se ha pronunciado por el momento sobre quién sería el objetivo del ataque, si bien fuentes citadas por la cadena de televisión libanesa LBCI apuntan a que se trataría de Ibrahim Akil, sobre el que pesa una recompensa de siete millones de dólares (cerca de 6,3 millones de euros) por parte de Estados Unidos.
Akil, alias ‘Tahsin’, es un miembro del Consejo de la Yihad de Hezbolá, el principal organismo militar del grupo. El hombre fue parte de la Organización de la Yihad Islámica, que reivindicó los atentados contra la Embajada de Estados Unidos en Beirut en 1983 y una toma de rehenes en esa misma década.
El ataque es el primero que ejecuta Israel contra Beirut desde el 30 de julio, cuando mató a un destacado comandante de Hezbolá identificado como Fuad Sukur -suceso que se saldó también con la muerte de un asesor iraní y cinco civiles, incluidos dos niños-, un día antes del asesinato en la capital de Irán, Teherán, del líder del brazo político del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), Ismail Haniye, suceso achacado a las autoridades israelíes.
El bombardeo llega además en medio del drástico repunte de las tensiones tras dos días de explosiones coordinadas de dispositivos de comunicaciones del grupo -el 17 y el 18 de septiembre-, ataques achacados a Israel y que han dejado cerca de 40 muertos y unos 3.000 heridos, según el último balance facilitado por las autoridades libanesas.
Está previsto que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebre una reunión este mismo viernes para abordar los citados ataques contra dispositivos portátiles, cuyo carácter indiscriminado, que quedó palpable con explosiones en lugares ajenos al ámbito militar o con gran afluencia de gente, ha sido criticado por la ONU, cuyo secretario general, António Guterres, ha instado a no utilizar como armas objetos civiles.
De hecho, el primer ministro interino de Líbano, Nayib Mikati, hizo el jueves un llamamiento al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que adopte una “posición firme” en contra de la “agresión israelí” y su “guerra tecnológica”, mientras que el secretario general de Hezbolá, Hasán Nasralá, acusó a Israel de provocar una “masacre sin precedentes” y “superar todas las ‘líneas rojas'”.
El repunte de los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá -un grupo apoyado por Irán que cuenta con un importante peso militar y político en Líbano- han hecho temer con la posibilidad de una expansión del conflicto en Oriente Próximo. En este contexto, el Ejército de Israel presentó la semana pasada a Estados Unidos sus “planes operativos” respecto a Líbano.Hezbolá lanza decenas de proyectiles contra el norte de Israel desde el sur de Líbano.
Por su parte, el partido-milicia chií Hezbolá ha disparado este viernes decenas de proyectiles contra el norte de Israel y ha asegurado que los objetivos son sendas instalaciones militares, en pleno repunte de las tensiones tras dos días de explosiones coordinadas de dispositivos de comunicaciones del grupo, ataques achacados a Israel y que han dejado cerca de 40 muertos y unos 3.000 heridos.
El grupo ha indicado que en las últimas horas ha atacado con “un misil guiado” una “posición de soldados enemigos” en Matla, tras lo que ha lanzado decenas de proyectiles tipo Katyusha contra la sede de una Brigada Blindada y la 36ª División en Al Aliqa, según ha recogido la cadena de televisión libanesa Al Manar, vinculada a Hezbolá, que ha reco0gido EP.
Asimismo, ha confirmado la muerte de dos de sus miembros -identificados como Muhamad Alí Hasán al Zein y Yusef Muhamad al Sayid- a causa de los últimos ataques de Israel, sin especificar si han sido víctimas de las explosiones de dispositivos de comunicación achacadas a Israel o de los últimos bombardeos del Ejército israelí contra territorio de Líbano.
El Ejército israelí bombardeó durante la tarde del jueves cerca de un centenar de objetivos supuestamente vinculados a Hezbolá, en uno de los mayores ataques por parte de Israel desde que comenzaron los enfrentamientos hace casi un año a raíz de los ataques ejecutados el 7 de octubre de 2023 por parte del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y otras facciones palestinas.
Durante la jornada del jueves, el secretario general de Hezbolá, Hasán Nasralá, acusó a Israel de provocar una “masacre sin precedentes” y “superar todas las ‘líneas rojas'” con las explosiones de miles de dispositivos de comunicaciones en el país y advirtió de que los israelíes no podrán volver a sus hogares en el norte del país, ante la amenaza de una expansión del conflicto.
En este sentido, explicó que los dispositivos de comunicación no solo estaban en posesión de miembros de Hezbolá, sino que se trata de dispositivos “muy extendidos en diferentes capas de la sociedad”. Las explosiones sorprendieron a civiles que estaban en hospitales, mercados o en la vía pública, argumentó, antes de asegurar que “Israel intentó matar a más de 5.000 personas”.
El repunte de los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá -un grupo apoyado por Irán que cuenta con un importante peso militar y político en Líbano- han hecho temer con la posibilidad de una expansión del conflicto en Oriente Próximo. En este contexto, el Ejército de Israel presentó la semana pasada a Estados Unidos sus “planes operativos” respecto a Líbano.