La maldad no debe triunfar, pero está muy cerca de conseguirlo

1 de marzo de 2025
4 minutos de lectura
La maldad no debe triunfar, pero está muy cerca de conseguirlo
Trump recibe a Zelensi en la Casa Blanca. /EP

La línea que separa a una buena o mala persona es la que separa el bien del mal. Es así de sencillo. Y lo que ha ocurrido en el Despacho Oval cuando el presidente Donald Trump ha humillado y despreciado a gritos al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, es el mejor ejemplo posible de que el presidente norteamericano es una mala persona que representa la inmundicia del ser humano. Y lo es porque una buena persona no humilla al débil, ni persigue a los indefensos, ni castiga a las víctimas.

He visto varias veces el vídeo de la emboscada de Trump y su perro de presa, el vicepresidente J. D. Vance, al presidente Zelenski, y la sensación que me queda es la de una enorme tristeza al comprobar que el mundo ha perdido el paragüas de la libertad que ha mantenido firme durante los últimos ochenta años Estados Unidos. De ser referencia y garantía de derechos democráticos, los EE UU de Trump han pasado a ser aliados y cómplices de la injusticia y la crueldad que representa un tirano como Putin.

Ese pedazo de carne de pelo naranja que habita la Casa Blanca, está destrozando una sociedad de valores porque quiere hacer de ella un negocio levantando piscinas y yacuzzis sobre los terrenos manchados de sangre en Gaza, o entregando a los invasores rusos las tierras invadidas de Ucrania. Allí, a unos ‘pasos’ de nosotros, hace tres años los niños iban a la escuela y los universitarios a la Universidad, los abuelos paseaban a los nietos en los parques, se discutía por el fútbol y se defendía la vida con la naturalidad que lo hacemos nosotros con más o menos problemas porque las dificultades forman parte del día a día.

Y así era hasta que un psicópata decidió invadir el país y apropiarse de él hace tres años. Su idea era hacerse con Ucrania en poco tiempo y dominarlo desde un gobierno títere, pero se encontró con la valiente e inesperada resistencia del pueblo ucraniano y la figura de un hombre menudo, cómico de profesión, que emergió y se agrandó ante el mundo para hacer frente al invasor. El precio que se ha pagado ha sido muy alto, con más de un millón de muertos, la destrucción de pueblos y ciudades y todo el dolor y el sufrimiento que conlleva una guerra.

Todos tenían claro, incluido EE UU con Biden como presidente, que Rusia había reventado todos los tratados de derechos con la invasión de un país, hasta que millones de americanos han llevado a la Casa Blanca a este descerebrado insensible, arrogante, miserable donde los haya, que no respeta más principios que los del dinero y su propio interés, y cierra con el agresor un pacto que básicamente consiste en que declara a Rusia vencedora de la guerra, y con eso la da el derecho de las tierras ocupadas, y él saca tajada quedándose con la explotación de valiosos recursos minerales y con los derechos de la reconstrucción ucraniana.

Ante la resistencia lógica de los países europeos y de la propia Ucrania, montó una encerrona en la Casa Blanca, convocó a las televisiones y lo que parecía que podía ser -y debía ser- una reunión para fortalecer lazos y suavizar las tensiones entre Trump y Zelenski, la transformó en un humillante espectáculo para dejar en evidencia ante todo el mundo al presidente ucraniano si no aceptaba lo que él y Putin hacían decidido que era lo conveniente para acabar la guerra, decisión por cierto en la que no contó ni con Ucrania ni con la UE. Lo ocurrido en el Despacho Oval lo tenía planeado.

No lo logró. Zelenski agrandó de nuevo su figura y plantó cara en una encerrona para defender a su pueblo y dejar claro que el agresor y el villano es Putin, y eso enfureció todavía más a Trump y a un sujeto como el vicepresidente Vance, que intentó pisotear sin piedad a Zelenski.

Hay una imagen que resume bien el insólito, sorprendente y bochornoso espectáculo ocurrido en el Despacho Oval y es el gesto de la embajadora de Ucrania en Washington cuando al oír la bronca que recibía su presidente no pudo evitar las lágrimas. Y esas lágrimas de tristeza y rabia por la impotencia que da la injusticia han debido derramarlas muchos ucranianos desde un país en guerra destrozado y cansado que no se merecía lo que le está pasando.

Ellos estaban en la lucha por la vida cotidiana cuando les llegó el asedio de la locura y se vieron rodeados de destrucción y muerte, y de pronto se han visto abandonados por quien debía protegerlos y ayudarles, pero ese alguien no piensa en la gente ni le importa el dolor e incluso se atreve a hablar con ligereza de la tercera guerra mundial. A Trump solo le van los fuertes y poderosos y el poder y la fuerza la da el dinero por eso él ve la política como un negocio. Siento una rabia enorme de que haya llegado ahí con millones de votos en uno de los ejercicios más bárbaros del fracaso de la democracia (el otro fue con Hitler).

Hoy el mundo se ha levantado mucho peor que ayer, amenazado y perseguido por quien debía liderar la libertad y la justicia. Quizás las sensaciones de consternación, frustración, temor o inquietud se quedan cortas para describir las consecuencias de lo ocurrido la tarde del viernes en el Despacho Oval. Las lágrimas de la embajadora son también las mías, que hoy más que nunca me siento ucraniano y europeo. La maldad no debe triunfar, pero está muy cerca de conseguirlo.

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

Alemania: una reflexión y un ejemplo para España

Elecciones alemanas: una reflexión y un ejemplo para los españoles

Las elecciones que se han celebrado en Alemania este domingo nos dejan al menos una reflexión y un ejemplo que…
Dos gallos en el mismo corral...

Dos gallos en el mismo gallinero…

Una semana después de la sorprendente rueda de prensa en la que la vicepresidenta Yolanda Díaz afeaba al Gobierno, del…
Nada puede hacerse ni decidirse sobre Ucrania sin Ucrania

Nada puede hacerse ni decidirse sobre Ucrania sin Ucrania

La noticia del anuncio de negociaciones para acabar con la guerra en Ucrania es la más importante que se ha…
"El mundo es mío", que dice Trump

«El mundo es mío», que dice Trump

Ha llegado un tiparraco a la política internacional, en realidad ya lleva tiempo, que se comporta como si fuese dueño…