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La Federación de Fútbol considera calumniosa la denuncia del tío de Luis Rubiales sobre la orgía con ocho chicas en un chalé

Hombre andando

Fotografía de Luis Rubiales

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, ha sido acusado por su tío y exempleado de la RFEF ante la Fiscalía Anticorrupción de organizar presuntamente una orgía con dinero federativo.

Como era de esperar, desde la Ciudad del Fútbol de Las Rozas no tardaron en responder a estas graves acusaciones. Además de hablar de “manipulación” por parte “de un exempleado federativo movido por el despecho”, aseguran que este es “un paso más” a la “infame campaña que lleva sufriendo el presidente Luis Rubiales en los últimos meses”.

En un primer comunicado remitido por la RFEF, se aseguraba que la orgía, como la calificó el diario ‘El Mundo’, fue en realidad “una convivencia de planificación y organización de ejecutivos federativos en Salobreña en la que el alojamiento corrió íntegramente por cuenta de cada asistente, incluido Juan Rubiales”.

Pues bien, tal y como se desprende de la denuncia, presentada por Miguel Ángel Galán, el encuentro tuvo lugar a principios de 2020 en un chalet privado donde acudieron entre 8 y 10 chicas; y, además de las irregularidades denunciadas por el tío Juan -que hasta hace poco era jefe de Gabinete de su sobrino, el presidente de la RFEF Luis Rubiales- ante la Fiscalía Anticorrupcion, hay otra de mucho más calado en el ámbito puramente deportivo y que difícilmente podrá ser esquivada por el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Franco; salvo que se ponga de perfil y deje entrever un trasfondo político que no haría sino convertir al Gobierno de España en cómplice de la desastrosa gestión del fútbol en nuestro país, permanentemente judicializado y sometido a un desprestigio difícilmente sostenible por mucho más tiempo.

Resulta que el 10 de junio de ese mismo año, es decir, dos meses antes del encuentro en Salobreña, la junta directiva de la RFEF, que presidía Luis Rubiales, acordó la convocatoria de elecciones a su asamblea general, comisión delegada y presidencia, por lo que en las fechas en que, según la versión oficial, se celebró la “convivencia de planificación y organización de ejecutivos federativos”, Rubiales no presidía la RFEF, sino la junta gestora con todo lo que ello conlleva. Sobre todo, teniendo en cuenta que él tenía previsto presentarse a la reelección.

La normativa electoral es tajante, como puede comprobarse en su reglamento electoral, y más concretamente en el calendario para el periodo Olímpico 2020-2024, el mismo día de la convocatoria de elecciones por parte de la Junta Directiva, donde la Comisión Delegada debe nombrar la Comision Electoral. Pero no solo eso, sino que, como dispone el artículo 12 de la Orden ECD/2764/2015, “una vez convocadas nuevas elecciones, las juntas directivas se resolverán, asumiendo sus funciones las comisiones gestoras, quienes seran el órgano encargado de administrar y gestionar la Federacion durante el proceso electoral”.

Y añade el citado artículo: “No podrá realizar actos que, directa o indirectamente, mediata o inmediatamente, induzcan o condicionen el sentido de voto de los electores y deberán observar los principios de objetividad, transparencia del proceso electoral e igualdad entre los actores electorales”. Para acabar con la siguiente y decisiva observación: “Estas previsiones serán aplicables a la actividad desarrollada por el personal de la Federación y por los restantes órganos federativos durante el proceso electoral”.

Efectivamente, por definición, una gestora es una comisión que debe limitarse a la administración ordinaria de una federación. Por lo tanto, tal y como apuntan los expertos en la materia, el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, no sólo debería explicar lo que ha denunciado ante la Fiscalía Anticorrupción su tío Juan, sino, en el mejor de los casos, por qué convocó esa “reunión de trabajo” siendo presidente de la Comisión Gestora y no presidente de la RFEF, cuyo futuro se presenta incierto y rodeado de polémica.

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