JOSÉ MARÍA COTARELO ASTURIAS
Me temo que a sus señorías el pueblo llano le debe parecer necio, estulto. Y lo que es peor, puede que lo seamos.
Hace pocos días saltaba la noticia, que prácticamente pasó desapercibida, que a los miembros de la Mesa del Senado constituida por representantes de distintas ideologías políticas, se les había ocurrido la genial idea de subirse los sueldos entre un 8% y un 13%, mientras que para el resto de los mortales de a pie, se está hablando, en 2024, de entre un 2% y un 4% en el mejor de los casos. Aunque finalmente, la crítica generalizada ha hecho que se retracten, al menos de momento, el simple hecho de que planteen esta medida, demuestra su poca ética y compromiso con el cargo público que ostentan.
A estos señores, que, en su mayoría, cobran más de 100.000 euros anuales, cantidad nada despreciable, equivaldría prácticamente a lo que ganan en todo un año muchas de las personas que los votan, es decir entre 11.000 y 17.000 euros.
Y todo esto en un país donde la tasa de pobreza infantil, que es la más alta de Europa, ronda el 28% de niños y niñas que viven en situación de pobreza monetaria y tienen carencias materiales severas. El mismo país en el que miles de personas acuden cada día a las colas del hambre, donde la tasa de paro
ronda los 3 millones de personas y el paro juvenil anda cerca del treinta por ciento.
El país donde también hay una alta tasa de pobreza energética que afecta a 1,5 millones de hogares con un total de 8 millones de personas. Los hogares insuficientemente calentados se han elevado un 128%. Hay que imaginarse las nuevas cifras ahora que se va a subir el IVA del gas y la electricidad y calcular la imparable subida de la cesta de la compra cuando suban los carburantes. Y todo ello con un salario mínimo interprofesional de poco más de mil euros, para cuya subida ni siquiera se
ponen de acuerdo.
Podríamos seguir con una larga lista, pero no es el objeto de este artículo. El descaro y la desfachatez de sus señorías parece no tener límite y más teniendo en cuenta la breve radiografía expuesta un poco más arriba, donde hay millones de hogares que se las ven y las desean, no para llegar a fin de año, sino a fin de mes.
Consuela saber que hay al menos un aspecto para el que nuestros políticos son capaces de ponerse de acuerdo: subirse los sueldos a capricho. Baste como ejemplo el del presidente andaluz que para equipararse a sus colegas, se ha incrementado un 18,8% su salario. Debería haber hecho lo mismo con los sueldos de los funcionarios de la Junta de Andalucía e igualarlos con el de los vascos o los catalanes o incluso con el de los murcianos, por cercanía.
Uno recuerda y es sabido aquello de que cuando los políticos en sus campañas hablan de mejorar la vida de las gentes y de acabar con la pobreza, claramente se refieren a la suya. Debería caérseles la cara de la
vergüenza, pero también es sabido que hace tiempo campa por sus fueros la sinvergonzonería.
Lo dicho, que debemos parecerles tontos o puede que realmente lo estemos. Y algo lelos y muy dormidos.