La condesa de Monpezat ha querido quedarse en Washington y no viajar a Copenhague para asistir al acto de abdicación de su suegra
Será en tan solo tres días, el próximo 14 de enero, cuando la Reina Margarita abdique después de 52 años en el trono danés y su hijo, el todavía Príncipe Federico, se convierta en Rey de Dinamarca. Un acontecimiento histórico del que cada vez se desvelan más detalles.
Y el último, en forma de sonada ausencia, refleja la tensión que existiría en la Familia Real tras la decisión que tomó la soberana en otoño de 2022 de despojar de títulos a los hijos del Príncipe Joaquín, que ha marcado un antes y un después para el conde de Monpezat y su mujer, Marie Cavallier, que no se habrían tomado nada bien este ‘desaire’ de la monarca.
Tanto es así que el matrimonio decidió abandonar Dinamarca e instalarse en Estados Unidos en septiembre de 2023, donde han comenzado una nueva vida lejos de las obligaciones ‘reales’ y donde el hermano de Federico trabaja como agregado del Ministerio de Defensa.
Y ahora, evidenciando que no se habrían limado asperezas en la Familia Real en los últimos meses, Marie ha decidido quedarse en Washington y no viajar a Copenhague para asistir al acto de abdicación de su suegra y a la coronación de su cuñado, a los que Joaquín asistirá en solitario.
Así lo ha anunciado la jefa de prensa real, Lene Balleby, justificando dicha ausencia -que ha impactado en su país- porque “los niños van a la escuela y no hay ninguna razón especial” a pesar de lo histórico de la jornada en la que la Reina Margarita -suegra de Marie y abuela de los pequeños- cederá el trono al príncipe Federico.
Además, la portavoz de palacio ha revelado que el príncipe Joaquín no desempañará ninguna función oficial ese día trascendental para su país y estará presente tan solo a título familiar y, tras asistir al Parlamento danés, volverá a Estados Unidos con su mujer y sus hijos el lunes 15.
Una ausencia la de Marie Cavallier que marcará la abdicación de la Reina Margarita y la coronación de Federico y que confirma el distanciamiento de los condes de Monpezat con el núcleo duro de la Familia Real después de que la monarca dejase sin títulos de alteza real a sus hijos.