El reciente atropellamiento masivo ocurrido en Nueva Orleans, en el que un veterano del Ejército de Estados Unidos mató a 15 personas e hirió a otras 30 al embestirlas con una camioneta, es solo el ejemplo más reciente de un fenómeno cada vez más preocupante. Estos ataques, que consisten en usar vehículos como armas mortales contra multitudes, se han convertido en una táctica recurrente tanto para extremistas como para individuos radicalizados o emocionalmente inestables.
Según Univision, los atropellamientos masivos han ganado notoriedad por ser una forma barata, efectiva y de fácil ejecución para causar terror y destrucción. La Agencia de Seguridad Cibernética e Infraestructura de Estados Unidos los califica como “una amenaza significativa”, señalando su frecuencia
El ataque de Nueva Orleans es el tercero de alto perfil registrado en apenas dos meses. El pasado 11 de noviembre, un hombre en China arremetió con su automóvil contra un grupo de personas que hacían ejercicio, matando a 35 e hiriendo a decenas. Las autoridades indicaron que el agresor, de 62 años, actuó movido por el enojo tras un divorcio. Semanas después, en Alemania, un médico de origen saudí, identificado con ideologías de extrema derecha, atropelló a una multitud en una feria navideña, dejando cinco muertos y más de 200 heridos.
La accesibilidad y el uso cotidiano de los vehículos convierten a estos en armas peligrosas cuando se emplean con fines maliciosos. Un manual del Buró Federal de Investigaciones (FBI) destaca que estas agresiones requieren “un mínimo de entrenamiento o experiencia previa”, lo que las hace especialmente atractivas para individuos que no tienen acceso a armas de fuego o explosivos.
Los perpetradores han cambiado su enfoque, pasando de objetivos altamente resguardados, como edificios gubernamentales o aeropuertos, a multitudes congregadas en espacios públicos. Este cambio quedó evidente en tragedias como la de Niza en 2016, cuando un hombre arrolló a una multitud que celebraba el Día de la Bastilla, causando 86 muertes y más de 400 heridos.
La naturaleza improvisada de muchos atropellamientos masivos dificulta su prevención. Un ejemplo es el caso de James Alex Fields Jr., quien, en 2017, embistió deliberadamente a un grupo de manifestantes contra una marcha neonazi en Charlottesville, Virginia, matando a una persona e hiriendo a 35. Actualmente cumple dos cadenas perpetuas por ese ataque.
Los atropellamientos masivos representan una amenaza que crece a la par de los cambios en los patrones de seguridad y en la elección de objetivos vulnerables. La necesidad de reforzar medidas preventivas y diseñar estrategias más efectivas es imperativa para evitar futuras tragedias.creciente en los últimos años.