La familia real británica vuelve a estar bajo los reflectores tras la reciente visita del príncipe Harry a Reino Unido.
Por primera vez en casi dos años, el duque de Sussex se reunió con su padre, el rey Carlos III. El encuentro duró apenas 55 minutos, pero ha sido interpretado como un gesto clave para un posible acercamiento entre ambos.
Harry viajó desde Estados Unidos para una visita de cuatro días. Durante su estancia acudió a los Wellchild Awards en Londres y visitó una organización benéfica en Nottingham, en el marco del tercer aniversario de la muerte de la reina Isabel II.
La verdadera sorpresa llegó después. Aunque Harry logró recomponer el diálogo con su padre, la distancia con el príncipe William y Kate Middleton sigue siendo evidente, según recoge el diario El Excelsior.
El pasado 15 de septiembre, Harry celebró su cumpleaños número 41. Ni su hermano ni su cuñada hicieron pública una felicitación, rompiendo con la tradición de la familia real.
De acuerdo con el experto real Duncan Larcombe, este silencio no fue casualidad:
«El silencio de Kate lo dice todo. Fue un mensaje alto y claro: la pelota no está en nuestro campo, Harry, está en el tuyo”, explicó en declaraciones recogidas por OK!»
Larcombe sostiene que, debido al protocolo real, William y Kate no pueden pronunciarse abiertamente sobre Harry y Meghan. Sin embargo, envían “mensajes sutiles y ocultos” a través de sus acciones. En este caso, con la ausencia de un gesto público.
El distanciamiento entre los príncipes de Gales y Harry continúa siendo uno de los mayores obstáculos para una reconciliación total en la familia Windsor. Con el rey Carlos III parece haberse abierto una ventana de diálogo; y con William y Kate, en cambio, la situación se mantiene tensa.
Asimismo, el silencio de la princesa de Gales en una fecha tan simbólica ha sido visto como un recordatorio de que las heridas del pasado siguen abiertas. Y, según los expertos, la responsabilidad de un acercamiento está en manos de Harry.
Con este episodio, la monarquía británica vuelve a quedar en el centro de la polémica. Y demuestra que los “mensajes ocultos” de Kate Middleton pesan tanto como las palabras.