El Festival de Cine de San Sebastián vivió este viernes uno de sus momentos más esperados con la llegada de Jennifer Lawrence, que recibió el Premio Donostia, convirtiéndose en la galardonada más joven de la historia del certamen. La actriz, ganadora de un Oscar, protagonizó una rueda de prensa multitudinaria antes de la gala, en la que habló tanto de cine como de la actualidad mundial.
La intérprete, que produce y protagoniza Die My Love, película de Lynne Ramsay proyectada tras la entrega del premio, confesó sentirse sorprendida y agradecida por el reconocimiento: “Es un gran honor, sorprendente y emotivo, recibir este premio”. Su presencia en Donostia ha generado una gran expectación, consolidando el carácter internacional del festival.
Sin embargo, el momento más intenso llegó cuando Lawrence fue consultada sobre la situación en Gaza, una pregunta que la moderadora trató de evitar, pero que la actriz respondió con firmeza. “Estoy aterrada, es mortificante lo que está pasando. Es un genocidio, ni más ni menos, y es inaceptable. Estoy asustada por mis hijos, por todos nuestros hijos”, declaró con seriedad.
La actriz también reflexionó sobre el clima político en Estados Unidos, mostrando su preocupación por la falta de valores en la vida pública: “Lo que más me entristece es que la falta de respeto y el discurso en la política americana se van a normalizar”. Aseguró que los jóvenes votantes crecen en un entorno en el que “los políticos mienten, no hay empatía” y advirtió: “Cuando ignoras lo que pasa en el otro lado del mundo, no tardará mucho en llegar a tu lado”.
Lawrence reconoció la dificultad de expresarse en medio de un escenario tan polarizado: “Ojalá pudiera decir o hacer algo para arreglar esta situación compleja y deplorable, me rompe el corazón”. Subrayó que sus palabras podrían ser usadas de manera distorsionada, pero insistió en que el foco debe estar en los responsables: “Solo quiero que la gente mantenga el foco sobre los responsables y no deje que los actores y artistas carguen con los problemas de quienes son realmente responsables”.
Finalmente, defendió el valor del arte y de los festivales de cine como espacios de encuentro y libertad: “Podemos ver las historias de los otros, conectar y aprender los unos de los otros, y sobre todo darnos cuenta que todos estamos conectados, que todos importamos y merecemos empatía y libertad”. Con estas palabras, Lawrence selló una intervención que trascendió lo cinematográfico y puso sobre la mesa la importancia de la empatía y la responsabilidad social.