El presidente Javier Milei logró sortear con éxito la evaluación de su gobierno en este 2025, con una elección de medio término siempre sujeta al termómetro de una gestión, y luego del alerta por una derrota parcial en una compulsa «nacionalizada» en la provincia de Buenos Aires acotada a ese territorio y que no se trasladó a octubre.
Además del apoyo a su gestión, consiguió con esa victoria electoral mayor caudal en el Congreso, que le permitió, sobre el cierre de las sesiones extraordinarias, la aprobación del Presupuesto 2026.
Con la anterior composición en el Congreso, el Gobierno no pudo desarrollar toda su agenda y no pudo, primero, evitar la aprobación de las leyes de Financiamiento Universitario y de Emergencia en Discapacidad; y, después, tampoco imponer los vetos presidenciales; lo que sumó también al ruido económico
Con la nueva conformación del Congreso recibió un aviso en la Cámara Baja, al ser rechazado, con votos de diputados de gobernadores aliados, el capítulo 11, que incluía las derogaciones de las mencionadas leyes de Financiamiento Universitario y de Emergencia en Discapacidad. Dos temas sensibles marcaron un límite.
Lejos del enojo inicial, Milei aceptó las reglas del juego y decidió no vetarlo, e ir por otras partidas para lograr el déficit cero, un bastión de su gestión. Y para encarar 2026 con el resto de las reformas que impulsa, como la laboral, la tributaria y del Código Penal; la nueva ley de glaciares; y las enmarcadas en el Consejo de Mayo, que solo deja afuera cambios en el sistema previsional y en la coparticipación.
La causa de la criptomoneda $Libra, ligada al empresario estadounidense Hayden Mark Davis, fue el primer escándalo político que recibió Milei. Surgió luego de que el propio presidente difundiera el 14 de febrero en su cuenta de X el token digital, que tuvo un fuerte aumento inicial de un centavo a casi cinco dólares, y luego una abrupta caída, perjudicando a inversores por unos 110 millones de dólares.
El hecho llegó al Congreso, que creó una Comisión Investigadora $Libra, mientras que la investigación judicial en la Argentina está a cargo de la jueza federal María Servini.
El caso de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) fue otro de los escándalos que enfrentó la administración Milei. Surgió en agosto, luego de audios atribuidos al por entonces titular Diego Spagnuolo, en donde habla del supuesto pago de sobornos de laboratorios a través de la droguería Suizo Argentina para la compra de medicamentos por parte de Andis.
Spagnuolo fue expulsado inmediatamente del cargo por el presidente y la causa también continúa en pie.
José Luis Espert iba a encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales de Alianza La Libertad Avanza por la provincia de Buenos Aires en las elecciones de octubre. Pero en plena campaña debió renunciar a su postulación luego de conocerse sus vínculos con Federico «Fred» Machado, un empresario condenado por narcotráfico, de quien recibió una transferencia de 200.000 dólares para la campaña presidencial de Espert en 2019.
Milei trató de sostener su candidatura hasta poco antes de las elecciones, al considerar que se trataba de una operación, pero fue el propio Espert el que decidió dar un paso al costado.
Lo curioso: su cara se mantuvo en la Boleta Única de Papel porque no hubo tiempo de reimpresión para poner la de Diego Santilli, su reemplazante.
Cuando el peronismo se impuso por 13 puntos de diferencia en las elecciones desdobladas de la provincia de Buenos Aires del 7 de septiembre se encendieron las alarmas en el Gobierno, de cara a lo que podía presagiarse en octubre. Y una de las reacciones negativas la dieron los mercados.
El gobernador bonaerense Axel Kicillof había desdoblado las elecciones provinciales de la nacional, y en lo personal le salió bien. Fue una victoria que le permitió erigirse en referente del peronismo pero que no califica para convertirlo en el rol de líder, más allá de construir en este 2025 el espacio Movimiento Derecho al Futuro, con apoyo de legisladores, intendentes, gremialistas y movimientos sociales.
Kicillof sigue enmarcado en la disputa con La Cámpora y con la propia Cristina Kirchner, quien antes de esa elección criticó el desdoblamiento y en octubre le endilgó la derrota, que le despejaron las dudas en el Gobierno nacional y en los mercados, que esta vez respondieron de manera positiva.
La expresidenta también intentó jugar una carta electoral este año, como precandidata a senadora provincial por la Tercera Sección Electoral de la provincia de Buenos Aires. Pero le fallaron los tiempos. La Corte Suprema de Justicia dejó firme el 10 de junio la condena en la causa Vialidad a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos y no pudo presentarse.
Cristina Kirchner quedó detenida con prisión domiciliaria en el departamento de San José 1111. La elección de esa dirección tuvo sus motivos. Podría haber optado por su amplia propiedad de El Calafate, pero quedarse en Buenos Aires le permitió seguir con una actividad política particular, con encuentros en ese departamento, ahora reducidos por la Justicia en cuanto a la cantidad de visitantes.
Mientras, sigue sometida al juicio por la causa «Cuadernos», que demandará todo 2026.
El año del PRO quedó expuesto a un segundo plano. No logró cerrar un acuerdo con la Libertad Avanza en la Ciudad de Buenos Aires, su principal bastión, y se llevó la peor parte: su candidata Silvia Lospennato quedó tercera, detrás del nítido triunfo de Manuel Adorni y del peronista Leandro Santoro. El propio Mauricio Macri se había sumado a la campaña, con recorridas por distintos barrios. Una derrota más costosa aún.
Ya de cara a la elección bonaerense del 7 de septiembre la alianza se selló y el PRO logró un triunfo con su delfín Guillermo Montenegro, en la Quinta Sección Electoral, en medio de la derrota en seis de las ocho jurisdicciones.
Pero en octubre la lapicera de Karina Milei relegó en las listas al PRO, que las aceptó y, si bien las diferencias entre Mauricio Macri y Javier Milei no fueron saldadas, lograron una unidad vital para el desarrollo inmediato de la gestión presidencial.
Por su interés reproducimos este artículo de Daniel Scarímbolo publicado en El Observador – Javier Milei y un año convulsionado en el que puso a prueba su gestión