Jack Schlossberg, nieto de John F. Kennedy, ha irrumpido con fuerza en la carrera por el distrito 12 de Nueva York en el Congreso. Pero, lejos de apoyarse en la nostalgia o el peso histórico de su familia, ha dejado claro en su reciente entrevista con CBS News, que su objetivo —dice— es conectar con la gente en un momento en el que muchos sienten que la política se ha alejado de sus problemas reales.
Schlossberg comenzó la entrevista definiéndose con claridad: “Soy demócrata de pies a cabeza. Defendemos a las comunidades minoritarias.”, afirmó. Su mensaje es directo y busca reconectar con un electorado cansado de la política espectáculo repleta de discursos vacíos.
Su análisis parte de una realidad que millones de neoyorquinos viven a diario: “La gente tiene dificultades para poder vivir en Nueva York.”
En este punto, Schlossberg propone planes directos: vivienda asequible para propietarios e inquilinos; protección reforzada de lugares de culto en un contexto social más tenso; y alivio económico para las familias, mediante la derogación de los aranceles que encarecen productos esenciales como alimentos y ropa.
En otras palabras: menos promesas, más planes concretos.
El candidato demócrata fue especialmente crítico con el clima tóxico que domina el debate político actual. “A nadie le gusta la izquierda ni la derecha” dice, señalando que la polarización ha distorsionado cómo se perciben los valores demócratas.
Para él, la polarización ha distorsionado el significado de ser demócrata. No reniega de la identidad progresista; la redefine como un espacio de cambio, energía y creatividad. “Cuando pienso en un demócrata, pienso en alguien que rompió las reglas, una figura cultural que abrazó el cambio”.
A su juicio, su partido no ha perdido su rumbo; lo que ha cambiado es el entorno mediático, marcado por el tono agresivo en redes sociales y por un Donald Trump que ha elevado el nivel de confrontación.
Su lectura es contundente: la gente no rechaza las ideas, rechaza la bronca permanente.
El nieto de Kennedy señaló uno de los mayores desafíos del país: “La gente ya no cree ni confía en el Congreso ni en el Gobierno.”
Schlossberg quiere revertir esa desconfianza ciudadana en las instituciones demostrando que la política puede mejorar la vida cotidiana. “Es hora de cambiar la política actual, de retomar la confianza de los ciudadanos y demostrar que el gobierno puede utilizarse para ayudar a las personas”, asegura. Y su candidatura, dice, nace de esa urgencia.
Pese a tener uno de los apellidos más reconocibles de EEUU, Schlossberg insiste en que no forma parte del establishment: “Por irónico que parezca, dado mi legado familiar, soy un extraño en esta profesión.”
Quiere construir su propio camino. Por eso recalca que se presenta “solo y con su propio nombre”, buscando representar algo que muchos ciudadanos llevan años pidiendo: integridad, honestidad y valentía para tomar decisiones incluso cuando no son fáciles.
“La gente quiere creer que hay alguien con integridad, que dice la verdad, que entusiasma y que no tiene miedo de tomar riesgos.”
Schlossberg sostiene que el Partido Demócrata vive un momento de impulso, mientras que los republicanos “están en la cuerda floja.” Y cree que elegir perfiles apasionados y con energía permitirá recuperar la Cámara.
El cierre de su entrevista resume su postura y su ambición: “Soy un neoyorquino que se preocupa por su país y por su ciudad. Este momento es demasiado importante para quedarse al margen. Que crean en mí.”
Schlossberg no promete milagros: promete compromiso. Y en un tiempo de cansancio político, ese mensaje puede resonar más de lo que parece.