El intento de España por oficializar el catalán, euskera y gallego en la Unión Europea ha vuelto a chocar con la realidad del consenso europeo. Este martes, el Gobierno de Pedro Sánchez se ha visto obligado a retirar su propuesta de votación tras constatar que no había respaldo suficiente entre los Veintisiete, según una información publicada en Europa Press.
La medida, que buscaba reconocer estas tres lenguas cooficiales como idiomas oficiales de la UE a partir de enero de 2027, ha encontrado resistencia por parte de varios Estados miembros, que consideran precipitado votar un asunto que aún genera “dudas jurídicas, económicas y prácticas”.
El secretario de Estado para la UE, Fernando Sampedro, fue el encargado de defender la iniciativa ante el Consejo de Asuntos Generales. Sin embargo, tras su intervención, fueron varias las delegaciones que tomaron la palabra para pedir que se retirase el punto del orden del día. La presidencia de turno del Consejo, a cargo de Polonia, decidió entonces suspender cualquier decisión hasta nuevo aviso.
España había ofrecido asumir el coste total de la medida, una excepción sin precedentes, y limitar su implementación a ciertas áreas excluyendo, por ejemplo, la traducción de toda la legislación europea. Pero ni la fórmula parcial ni la financiación lograron despejar las incertidumbres.
El ministro finlandés Joakim Strand fue uno de los que expresó su deseo de no votar aún: “Este asunto no está maduro”, advirtió. También mostraron reticencias Austria y Suecia, aludiendo tanto al encaje legal como al precedente que podría sentar dentro de la UE.
De momento, el reconocimiento del euskera, gallego y catalán tendrá que seguir esperando. Bruselas pide más debate. Y España, más paciencia.
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