Reflexionar sobre la salud mental adolescente implica enfrentarse a cifras que conmueven y despiertan conciencia. Según un estudio coordinado por la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), el 15,7% de los adolescentes españoles asegura haber intentado suicidarse en el último año, mientras que un 19,8% reconoce haberlo considerado. Estos datos no solo evidencian la vulnerabilidad de la juventud ante la presión emocional y social, sino también la urgente necesidad de estructuras de apoyo efectivas.
El estudio revela además que el 29,3% de los jóvenes ha realizado conductas autolesivas durante los últimos 12 meses, de los cuales el 10,5% indica que piensa frecuentemente en ello. Publicado en la revista Frontiers in Psychology y en un informe de la URJC, el trabajo combina metodologías cualitativas y cuantitativas para ofrecer un panorama detallado de la salud mental de la población española de 14 a 17 años, incluyendo un grupo específico de adolescentes LGTBIQ+.
Los resultados ponen de manifiesto que el 11,2% de los participantes se siente muy o bastante infeliz, mientras que el 38,8% ha experimentado sentimientos de soledad de manera regular. En cuanto a la depresión, un 14% vive episodios graves y un 6,6% episodios severos, reflejando la magnitud de la problemática en este tramo de edad.
El estudio subraya la importancia de las redes de apoyo en la adolescencia, especialmente las familiares, escolares y entre iguales. Sobre la familia, los investigadores señalan que «es esencial porque constituye un espacio de seguridad que fomenta el bienestar de los jóvenes». La conexión familiar se define por el sentido de pertenencia, el cuidado, el respeto y la valoración recibida, factores que fortalecen la resiliencia emocional de los adolescentes.
El entorno escolar también juega un papel clave, no solo en la educación académica, sino en la percepción de cuidado y atención hacia el bienestar personal de los estudiantes. «El apoyo familiar y del entorno escolar son los factores de mayor peso, que generan resiliencia y protección frente a las violencias entre iguales y las adversidades que a veces se producen», destaca el equipo investigador. Además, las relaciones con los iguales actúan como un factor protector, ofreciendo espacios seguros e inclusivos que ayudan a enfrentar experiencias de exclusión.
El estudio presta atención específica a la adolescencia LGTBIQ+, mostrando que este colectivo enfrenta un mayor acoso y violencia percibida. «Encontramos que la adolescencia LGTBIQ+ tiene significativamente menos conexión con la familia y con el entorno escolar. El rechazo familiar, el acoso entre iguales y las microagresiones aparecen relacionados con mayor malestar psicológico en adolescentes de este colectivo», explica Ariadna Angulo Brunet, coordinadora del grupo Measuring and Improving Student Success (MISS) y profesora de la UOC. La investigación evidencia que menor apoyo social y familiar se traduce en mayor depresión, ideación suicida, autolesiones y soledad.
Este proyecto, desarrollado en colaboración con investigadores de la Universitat Rovira i Virgili, Universitat Jaume I, Universidad de Girona, Universitat Oberta de Catalunya y la chilena Universidad Alberto Hurtado, subraya la necesidad de reforzar políticas de salud mental y crear redes de apoyo inclusivas que promuevan la resiliencia y el bienestar entre adolescentes, especialmente aquellos en situación de mayor vulnerabilidad.