En el PSOE de Sánchez, enfangado en corrupción, no dimite ni ‘El Tato’, frente a la retahíla de renuncias del PP por el ‘caso Gürtel’

22 de octubre de 2024
11 minutos de lectura
Pedro Sánchez y Begoña Gómez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su mujer, Begoña Gómez. | Fuente: Álex Cámara / Europa Press

El caso Gürtel ha sido en los últimos lustros el ariete del PSOE contra el PP. Y aun hoy, 14 años después de su estallido, el PSOE sigue aferrado a este asunto con el y tú más… para contrarrestar el manantial de lodo recién destapado en el Gobierno y en familiares directos de Sánchez. Pero en las filas sanchistas nadie dimite

El presidente está exprimiendo Gürtel hasta el paroximo. Incluso se sirvió de él para llegar a la presidencia mediante una moción de censura en la que contrapuso la limpieza socialista frente al cieno conservador.

Que Gürtel es sinónimo de corrupción es evidente, pero no es menos fango el que ahora, y no hace 14 años, atenaza al PSOE. Cinco investigaciones judiciales hay en marcha, y todas huelen fatal y afectan muy directamente al entorno mismo del presidente, su esposa Begoña Gómez, su hermano, David, y el que fue su número 2, Ábalos, también a varios ministros y la presidenta del Congreso.

El PP ha pagado cara su corrupción de Gürtel. Le ha costado el Gobierno y varias decenas de dimisiones de altos cargos. Pero a diferencia del PSOE sanchista, donde nadie dimite, a medida que iban saliendo implicados populares en las investigaciones judiciales, estos dimitían, o el partido les obligaba a hacerlo. Ni uno quedó en pie.

Pero en el fango que cubre ahora al PSOE no hay dimisiones. A Ábalos no le renovaron como ministro, se escudan ahora en el PSOE, pero sigue de diputado y muy pronto formará parte del abanico de imputados por la corrupción socialista. Y a Sánchez, cuya esposa está imputada por trafico de influencias y corrupción, ni se le ha pasado por la cabeza dimitir.

Por no hablar ya del fiscal general, Álvaro García Ortiz, imputado por el Tribunal Supremo por revelar secretos para ayudar al partido y atacar a Isabel Díaz Ayuso bajo la modalidad de desmentir un bulo sobre el problema fiscal del novio de la presidenta de Madrid.

La cátedra de Begoña

Dice Sánchez que no hay nada extraño en la cátedra que le dio la Complutense a su esposa Begoña Gómez sin tener ni siquiera una carrera y que tampoco hay nada anormal en las subvenciones que le ha dado Sánchez a los amigos de su mujer.

Ni siquiera en lo más de 400 millones con los que el Gobierno rescató en la pandemia a Air Europa, en la que era asesor un patrocinador de la extraña cátedra de su esposa. Lo cierto es que, mientras en el PP sí hubo decenas de dimisiones, algunas incluso injustas, en el PSOE de Sánchez no dimite ni el Tato. Y Sánchez continúa atrincherado en el poder, sin presupuestos y sin posibilidad de gobernar si no es dando a los secesionistas catalanes y a los vascos cuanto se les antoje en detrimento del resto de España.

Nadie levanta la voz al ‘amado líder’

Pero tiene el partido amarrado por los cuatro costados y nadie levanta la voz. Podían hacerlo los diputados, basta un grupo que diga un basta ya, pero nadie se atreve a alzar la voz.

En sus respectivas provincias, los diputados se afanan por parecer gente importante, decisiva en las pedreas de los grandes proyectos del Estado. Hasta los periodistas, de compadreo diario con los políticos locales, se empequeñecen ante el congresista nacional. “¡Es diputado nacional, en Madrid..!”

Pero salvo honrosas excepciones derivadas más del carisma personal que de la capada libertad de acción, el poder real de un congresista nacional es casi cero, es un mandado de los de arriba. Ganan bien los diputados (unos 7.000 euros, si están en comisiones) y rodriguean por el Madrid la nuit. Tienen viajes gratis a la capital y dietas. Mucho perifollo, pero poco más.

Son los legisladores, pero en la España socialista de Pedro Sánchez ese poder se trastoca en obediencia ciega al líder. No cabe la discrepancia ni, además, hay contrapoderes internos reales que puedan frenar al líder, el marido de la imputadísima Bego. ¿Hay delitos más graves en política?

Sánchez, que con Rajoy tenía en la boca siempre la palabra dimisión, hace años que ni la menciona. Ni se la aplica. Y eso que es el amigo de Ábalos y Koldo, que en la actualidad encumbran el pozo de fango socialista. Veremos si canta Ábalos, el examigo de Sánchez. Lo sabe todo de Begoña y sus andazas.

Fango no son las comprometidas preguntas sin respuesta que hacen algunos periodistas a personajes como Yoli, Patxi López u Óscar Puente. El fango es el que rodea al presidente.

¿Qué explicación tiene, por tanto, que, aun siendo dueños únicos de sus actas, ninguno de los más de 100 diputados españoles de Sánchez hayan dicho ni media ante los embustes y peligrosos vaivenes del jefe, contrarios incluso a los acuerdos del partido y al principio de igualdad de todos los españoles? Ni uno ha dicho nada.

El jefe piensa por ellos, y eso que Pedro Sánchez no parece tener más atributo que su acreditada desenvoltura en el fango maquiavélico, en el control absoluto de partido y sus diputados. También en el de la comunicación.

Con este panorama, ¿dónde queda, pues, la dignidad y libertad de conciencia del diputado? La opción de decir yo no voto esta ley porque discrepo, porque se opone a los postulados del partido, parece incompatible con perdurar en el cargo. Por eso nadie abre la boca.

Solo el amado líder ilumina el camino. Él decide y los demás obedecen. Y si el jefe se autodesmiente y dice ahora que la amnistía es constitucional, pues lo es, y se acabó… Ninguno, públicamente, dirá nada en contra. Silencio.

Así funcionan la inmensa mayoría de nuestros diputados, los únicos que podrían poner coto a las andanzas de Sánchez, guiadas solo con un fin, que él y su Begoña Gómez sigan en La Moncloa. repartiendo carguitos y prebendas subvencionadas a los amigos. ¡O qué le pregunten a la hija de Sabiniano, el rey de las saunas gais de Madrid!

Diputados despersonalizados

Eso sí, los diputados casi no pintan nada, pero se enfrentan a una tarea delicadísima, les va el cargo en ello. Evitar cagarla en el momento decisivo de las votaciones en el Congreso. Hay una mayoría poliforme ajustadísima. Les va la vida (y el cocido) en atinar en el botón del sí, o del no, que previamente les haya definido el jefe de grupo. ¡Y a ver dónde se colocan después!

Algunos se sujetan el dedo con la otra mano vaya a ser que el tembleque les desvíe de botón. Y saben que el que yerra, no levanta cabeza.

En este PSOE, casi todos los diputados son títeres del jefe Sánchez. Estos diputados se mueven como robots. Si al jefe Pedrín Sánchez, el guapo, se le va la olla, y vive Dios que se le va, y le da, como ha hecho, por excarcelar a la sanguinaria cúpula de la ETA que asesinó a Miguel Ängel Blanco, PP, o Isaac Carrasco, este, de ellos, del PSOE, lo secundan. En privado se lamentan, en público les abruma el miedo a contradecir al baile de los siete malditos votos que necesita Sánchez de Puigdemont para seguir apontocado en La Moncloa.

Sanchez tiene un grupo de periodistas y asesores en La Moncloa cuya misión es darle vueltas al tarro para tapar o contrarrestar, con frases impactantes, las acusaciones de la oposición. El y tú mas…

Sánchez, para comprar a Otegi los votos de su silla, le ha dado por liberar a la flor y nata del terrorismo de los 900 muertos.

Y si al machoalfa le da, obligado por Puigdemont, por respaldar la amnistía secesionista dándole patadas a la Constitución, nuestros congresistas silban o se reprograman emulando al mejor Groucho.

Da igual que una semana antes se hayan manifestado a las antípodas. Vergüenza ajena daba escuchar a dos de las más excelsas mamporreras del sanchismo pedrinesco, la Calvo, Carmen, y la Montero, Marichus. Dos tristes ejemplos del donde dije Diego, digo… Lo de Patxi no tiene nombre.

¡Ahhh! , aparte de atinar en los botones de las votaciones, tienen que aprenderse, bueno, no todos, los más listillos, las chorradas más brillantes que a diario les paren en la Moncloa. Este es el guión.

El otro día sorprendía oír las indénticas palabras que repetían los de siempre contra el PP. Frente al fango que rodea a Sánchez, el suyo propio, el de su mujer, hoy toca decir que el PP más… Hay que soltar que al PP aun le quedan los restos de la Gürtel, que cuele que somos todos los mismo… Y es que a Sánchez la suciedad colateral le salpica en la misma frente.

La ceguera de atarse al poder no le deja vivir. Pedro, Pedrín, Sánchez debe de estar histérico. Y sin presupuestos.y gobernando de prestado. Es tal su obsesión de sillón que mataría por seguir. Y si tuviera que seguir troceando España, lo haría.

Ninguno, salvo Page, aunque siempre todo muy medido, tira de dignidad y denuncia que la amnistía es ilegal, que los etarras deben cumplir sus penas, que darle el cupo a Cataluña y suculentas pagas extra desvertebra España, que permitir que controlen las fronteras de la secesión los propios secesionistas es la raya roja del “ya está bien, Pedrín…”.

Decía que ninguno de estos congresistas se despierta a deshoras con cargo de conciencia pensando que ha votado a algo que hace unos meses era no. Estos son mis principios, pero también tengo otros.

Hay que comer todos los días.

Y por ello aguantan estoicamente la tromba de embustes farisaicos que suelta Sánchez cada vez que abre la boca. Pedrín llegó donde está hace seis años de carambola.

Se hizo la víctima cuando los históricos del PSOE le descubrieron con la urna acortinada. Y se subió a aquel coche en busca del apoyo de las bases con la falacia de que el partido de Rubalcaba lo echaban por no querer pactar con el PP. El no es no

Y como víctima regresó entonces a la secretaria general del partido con un Rajoy muy quemado por los efectos del caso Gurtel. Y le hizo una moción de censura con lo más canalla de España, tras venderles España. Así nació el Pedro Sánchez que hoy conocemos. Un fariseo.

Y un filibustero de la democracia. La cara obtusa de Maduro. Llegó obsesionado con que le habían echado y modificó todas las normas internas del partido en su beneficio y control, para que nunca más pudieran echarle otra vez.

Todo el que tiene un cargo, antes ha tenido que acreditar lealtad al líder. O no hay foto. Por eso nadie se aparta ni un ápice de la doctrinilla que paren en La Moncloa. Con Felipe González había algunas disidencias, con Pedrín, ni una, salvo Page, pero siempre prudente. 

A veces también Lambán, de Aragón, para discrepar de las ocurrencias del jefe omnipresente.

Pedro prefiere que le caigan encima los siete males antes que dejar el poder. Tiene la corrupción pegada a los morros, ministros/as/es, y a su número 3, Ábalos, y, lo que es más grave, a su Bego, su enamorada.

¿Recuerdan cuando le llamo a Rajoy “indecente” en una tertulia electoral? Se refería a una corrupción de partido, no a un tema concreto y personal de Rajoy. Le dijo, “es usted un indecente”. A Rajoy le sentó como un tiro, era un golpe bajo infundado.

¿Qué le habría dicho hoy Sánchez a Rajoy si resultará que su mujer estaba imputada por corrupción y tráfico de influencias? ¿Se lo imaginan?

¿Y qué le habría dicho si a la mujer de Rajoy la visita en La Moncloa el rector de la Universidad Complutense y, sin tener ninguna carrera, la metamorfosea en una catedrática de Universidad. De sostenibilidad.

Para enseñar a los alumnos cómo conseguir subvenciones o ayudas del Gobierno de su marido para los amigos de Begoña. Y, ¡¡¡esto es de risa!!!, quiénes le patrocinan la cátedra son sus alumnos, amigos o patrocinadores.

El Koldo, el Barrabés, el De Aldama, el jefe Ábalos. Y el número 1, Pedro Sánchez. Y consiguen millonarias subvenciones del Gobierno. De los 100.000 millones que dio Europa por la pandemia. De las europeas. Y quién mejor que el comisionista De Aldama y la catedrática Begoña Gómez (por cierto, a su marido le hicieron el máster unos negros del exministro Sebastián) para dirigir la turbia orquesta.

“Si tú eres doctor, Pedro? pues yo catedrática”. ¡¡¡Toma ya¡¡¡ De sostenibilidad. O de cómo decirle al marido en la cama, por la noche, acaramelada, que el pobre Javier Hidalgo, de Air Europa, necesita unos 600 millones, que está al borde del colapso.

Cuando el marido aprobó el dinero, que es de todos, Begoña, Koldo y De Aldama, el patrocinador de la merecida cátedra begoñil, se hartaron de celebrarlo. Todos son uno. La UCO de la Guardia Civil los llama organización criminal, con el jefe Ábalos y Begoña de avanzadilla.

¿Qué le habría dicho Pedro Sánchez a Rajoy si enfrente hubiese tenido a alguien con la mujer pringada y con tantas un causas abiertas por una corrupción en distintos juzgados.

Exponencialmente esto es aún peor. En el cara a cara televisivo hasta le habría dado dos gorrazos. Se habría ido asqueado del plató. 

Pero, señores, Pedrín es también un yo de aquí no me muevo. Y a la prensa le hago una ley mordaza para que no me toque los eggs. ¡Ya está bien, hombre¡ Soy el presidente.

Y voy a regenerar España y la prensa contra el fango y que no se note mi malahostia. Piensa que lo del bulo es una buena salida contra los periodistas que critican a su Begoña. El problema de Sánchez es que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Y el ya está cojo de tanta trola. Nunca se ha visto nada igual en un presidente de Gobierno.

Y no se corta un pelo. 

Por cierto, para los confusos. ¿A quién se le ocurre pensar que iba a destituir a Alvarito García Ortiz como fiscal general? Seguramente, Alvarito es el mamporrero mayor del Gobierno.

Cuando un fiscal ha pedido el archivo de una denuncia, la presentada contra Begoña ante el juez Peinado, antes siquiera de que la viera el propio juez. Con Alvarito se ha hecho. Tiene un récord en intervenciones casi inédita en ayuda a Sánchez y Begoña. 

Es un caso parecido al de Cándido Conde-Pumpido en el Tribunal Constitucional. En los dos manda el regeneracionista Pedrín. ¿De quién depende la fiscalía, eh? Pues eso… ¿Y el Constitucional?, añadiría ahora Sánchez.

Y ojo, el regeneracionista del bulo también manda en Prisa y en varias teles. Pero no controla las redes ni los medios más pequeños. A los afines los calla con dinero en publicidad. Pero los telediarios cada vez se ven menos. Todo está en las redes. Y ahí no llegan los tentáculos de Sánchez. Por eso se ha inventado la ley mordaza. BOE y policía, eso espera a los españoles y singularmente a los periodistas no domesticados con fondos públicos.

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