El 90% de la población gazatí está desplazada y vive en condiciones de extrema vulnerabilidad
Un año después del inicio de la ofensiva del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) contra Israel, la situación en Gaza sigue siendo devastadora. La respuesta militar israelí ha causado casi 42.000 muertos y ha dejado al enclave en una profunda crisis humanitaria. La escasez de ayuda se ha agravado, con la entrada de convoyes humanitarios en su nivel más bajo, mientras que la destrucción masiva y el desplazamiento forzado de la población han empeorado las condiciones de vida.
Las organizaciones internacionales denuncian que las autoridades israelíes han obstaculizado la entrada de ayuda en Gaza, y que civiles extremistas han atacado convoyes humanitarios. Según el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) y la ONU, el número de camiones con suministros que ingresan a Gaza se ha reducido drásticamente: de los 500 diarios antes de la guerra, solo 1.559 cruzaron en agosto. Esta reducción ha afectado gravemente a la población, con más de 1,4 millones de personas sin acceso a raciones alimentarias, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
“Los gazatíes se enfrentan ahora al hambre rampante, la propagación de enfermedades, una vasta destrucción, un sistema sanitario diezmado, infraestructuras de agua y saneamiento y una grave carencia de productos de primera necesidad”, ha resumido Naciones Unidas en un reciente informe que evalúa la situación en el enclave palestino.
Extrema vulnerabilidad
El 90% de la población gazatí está desplazada y vive en condiciones de extrema vulnerabilidad. El norte de Gaza, particularmente la ciudad de Gaza, ha sido gravemente afectado, y los ataques israelíes se han extendido hacia el sur. La ONU y sus socios trabajan en un plan de ayuda para enfrentar el próximo invierno, ya que las lluvias y las bajas temperaturas podrían empeorar aún más la situación.
A pesar de las promesas de Israel de “inundar Gaza con ayuda humanitaria”, la comunidad internacional continúa denunciando la insuficiencia de estos esfuerzos. Las organizaciones humanitarias insisten en la necesidad de un alto el fuego y exigen que Israel asuma responsabilidades por la reconstrucción del enclave.