Hoy: 11 de febrero de 2025
Uno de los mayores males que padece nuestra sociedad moderna es el del rencor. El rencor, según el diccionario Larousse, significa “sentimiento de hostilidad o resentimiento”. El rencor o resentimiento es como un veneno que uno mismo se va tragando en pequeñas dosis cada día. Quien vive con este sentimiento negativo refleja tristeza, angustia, insatisfacción y molestia. Quiere planear su venganza, desea desquitarse a como dé lugar y no es feliz.
Vivir con rencor tiene consecuencias:
Físicas: Las personas rencorosas son propensas a padecer problemas digestivos y problemas cardíacos.
Emocionales: Una persona rencorosa corre serios riesgos de sufrir crisis nerviosas y vivir en constante depresión emocional.
Mentales: La persona rencorosa vive solo pensando en el motivo de su rencor y esto le impide concentrarse en cosas más provechosas. Es como un preso, y los gruesos barrotes que le guardan son el rencor.
El rencor puede afectar también a quienes conviven con la persona rencorosa, la familia, los amigos se alejan, los compañeros de trabajo. El rencoroso termina solo porque el amor une y el rencor ahuyenta.
Tal vez sea oportuno hacerte estas preguntas: ¿En los últimos meses me he distanciado de alguna persona por un sentimiento negativo? ¿Debo pedir perdón? Más aún, ¿espero que alguien se acerque a pedirme perdón? ¿Estoy buscando vengarme de alguien?
Una actitud sana es la reconciliación. Pedir a Dios con humildad que sea Él quien me ayude a perdonar. Acercarme al amor para que me transforme y me salve.
Combatir el rencor puede ser un proceso profundo y liberador que implica trabajo interno, paciencia y compasión hacia uno mismo y los demás. Aquí tienes algunos pasos e información.
1.— Reconoce y acepta tus emociones:
Es importante aceptar que sientes rencor en lugar de negarlo o reprimirlo.
Reflexiona sobre las razones detrás de estos sentimientos: ¿qué te dolió?
2.— Identificar la raíz del problema:
Pregúntate: ¿Por qué siento rencor? ¿Fue por una injusticia, una traición o una expectativa no cumplida?
Reconocer la causa te ayudará a procesar y entender mejor el dolor.
3.— Practica la empatía:
Intenta ponerte en el lugar de la persona por la que sientes rencor. A menudo, las acciones de los demás están influenciadas por sus propias heridas y limitaciones.
Esto no justifica su comportamiento, pero puede ayudarte a liberarlo.
4.— Otra perspectiva:
Pregúntate: ¿Qué estoy ganando al mantener este rencor?
5.— Habla con alguien de confianza:
Compartir tus sentimientos con un amigo cercano, familiar o terapeuta puede ayudarte a procesarlos de manera saludable.
6.— Enfócate en el aspecto positivo.
Cultiva la gratitud: centra tu atención en las cosas buenas de tu vida.
Rodéate de personas optimistas.
7.— Establece límites saludables:
Si alguien ha sido tóxico o dañino es válido mantener distancia para proteger tu bienestar.
8.— Sé paciente contigo mismo.
El proceso de dejar ir el rencor puede tomar tiempo. Acepta tus avances y caídas como parte del camino que estás recorriendo.
9.— Tiempo para orar.
Orar por las personas que nos han causado un daño es terapéutico y nos devuelve la paz. Es un gran servicio que nos hacemos a nosotros mismos.
El rencor es un tipo de veneno que vamos bebiendo a sorbos cada día pensando que causará efecto al otro, cuando en realidad es a uno mismo. El rencor es como una carga que llevamos en nuestras espaldas. Liberarte de él no solo te da paz, sino que también abre espacio para experiencias más positivas y relaciones más saludables.— P. Alejandro de J. Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la Pastoral de la Salud, Vida y Adultos Mayores.
Por su interés, reproducimos este artículo del Padre Alejandro Álvares Gallegos, publicado en Diario de Yucatán