Un proceso febril obligó al sumo pontífice a anular toda su agenda del viernes
La salud del Papa Francisco vuelve a ser motivo de preocupación en el Vaticano, después de que su portavoz Matteo Bruni anunciara el viernes, a través de un comunicado, que el pontífice se encontraba con fiebre y por ello tuvo que suspender su agenda.
Jorge Mario Bergoglio, de 86 años, permaneció ingresado durante tres días en el hospital Gemelli de Roma por una bronquitis de la que fue dado de alta el pasado día 1 de abril. Ahora, un mes después, la fiebre le ha vuelto a apartar de sus actos oficiales mientras que el Vaticano no ha facilitado más información sobre cómo se encuentra el pontífice, al que se le vio por última vez el pasado jueves por la tarde en un acto sobre educación organizado por la fundación Scholas Occurrentes.
El viernes, tras conocerse la noticia, el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin afirmó que “el Papa estaba cansado, tuvo un día muy intenso”. Asimismo informó que la fiebre del Papa Francisco se debió a la fatiga de una intensa agenda con ocho reuniones el pasado jueves donde el jefe de la Iglesia Católica “vio a mucha gente y, en la reunión de Scholas Occurrentes, mantuvo contacto con todos. En un momento dado, la resistencia falla”, finalizó el cardenal.
Pese a ello, este sábado el sumo pontífice ha retomado su actividad eclesiástica con varias audiencias privadas y está previsto que el domingo realice su aparición pública durante la misa de Pentecostés en la Basílica de San Pedro. Asimismo, en su agenda figura un viaje a Portugal que realizará del 2 al 6 de agosto para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, siempre y cuando su estado de salud se lo permita.