La inclusión de voces femeninas en la entidad regiosa marca una nueva etapa en el diálogo eclesial
El papa Francisco extiende una invitación poco común al Consejo de Cardenales, conocido como C9 Vaticano, al invitar a Jo Bailey Wells, obispa y vicesecretaria general de Comunión de la Iglesia anglicana.
Asimismo, la reunión, que comenzó este lunes 5 de febrero, tiene como objetivo principal abordar el papel de la mujer en la Iglesia católica.
Junto a Wells, otras figuras femeninas notables se sumaron a la reunión. Entre ellas se encontraban la religiosa Linda Pocher, profesora de Cristología y Mariología en la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación Auxilium de Roma, así como Giuliva Di Berardino, miembro del Ordo Virginum de la diócesis de Verona y experta en espiritualidad.
Reflexión sobre el rol de la mujer en la Iglesia
El Vaticano informó que la agenda de la reunión se centró en profundizar la reflexión sobre el papel de la mujer en la Iglesia, un tema que ya se había abordado en encuentros anteriores del Consejo de Cardenales celebrados en diciembre de 2023. Esta iniciativa refleja el compromiso del papa Francisco con la inclusión y la igualdad dentro de la institución eclesial.
El Papa destaca la importancia de reconocer la contribución de las mujeres en la Iglesia, afirmando que “la Iglesia es mujer”. Su llamado a evitar la “masculinización” de la Iglesia subraya la necesidad de un enfoque más inclusivo y equitativo en todos los niveles de la institución.
Renovación del Consejo de Cardenales
Desde su creación en 2013, el Consejo de Cardenales ha experimentado una serie de cambios. Bajo la dirección del Papa Francisco, se ha ampliado para incluir una gama más diversa de voces y perspectivas.
Además la inclusión de Wells y otras figuras femeninas representa un paso significativo hacia un diálogo más inclusivo y representativo dentro de la Iglesia católica.
La invitación del Papa Francisco a Jo Bailey Wells y otras líderes femeninas al Consejo de Cardenales marca un hito importante en el camino hacia una Iglesia más inclusiva y equitativa. Este gesto refleja un compromiso renovado con la participación de las mujeres en todos los aspectos de la vida eclesial y señala una nueva etapa en el diálogo sobre el papel de la mujer en la Iglesia católica.