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El palacio donde nació la reina Sofía será restaurado por Carlos III

Palacio de Tatoi. | Fuente: Europa Press

El proyecto del monarca británico dispone de un presupuesto de 14 millones de euros y pretende convertir el palacio en un museo con granja y una tienda

Carlos III quiere restaurar el palacio Tatoi, un lugar ligado a la figura de su difunto padre Felipe, duque de Edimburgo, nacido con el título de príncipe de Grecia. Sin embargo, el palacio también está ligado con la famila real española. Y es que tras sus muros nació la reina emérita, Sofía de Grecia, en 1938. Cabe recordar que Felipe de Edimburgo era primo del padre de la monarca española, Pablo I.

El nuevo y ambicioso deseo del monarca británico de restaurar dicha residencia ya ha empezado a tomar forma, ya que el hijo de la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo se reunieron el pasado 28 de noviembre con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, en el palacio de Windsor para poner en marcha el plan de reconstrucción del palacio de Tatoi.

Tras horas de negociaciones, finalmente la reunión finalizó con el acuerdo de que el propio Carlos III será el encargado de rescatar lo que queda del palacio griego y devolverlo a la vida.

Los encargados de materializarlo serán un grupo de expertos del soberano pertenecientes a su fundación Prince’s Trust; mientras que el gobierno griego tomará como referencia Dumfries House, la casa de campo de Ayrshire (Escocia), que también fue restaurada por Carlos III y cuyo propietario es ‘The Prince’s Foundation’.

De palacio a museo

El proyecto del monarca británico parece claro: convertir el palacio en un museo con granja y una tienda donde se venderán productos alimenticios. Un plan de restauración que rondará los 14 millones de euros.

El palacio de Tatoi, propiedad del rey Jorge I, fue construido en 1870 a las afueras de Atenas (Grecia), como residencia veraniega y panteón real.

Sin embargo, durante el transcurso de la II Guerra Mundial el palacio fue destruido y en 1973, tras la proclamación de la República griega, quedó completamente en ruinas.

Ahora, el lugar emblemático para las coronas española y británica supone un guiño póstumo de Carlos a su familia paterna; pues allí está enterrado su abuelo, el príncipe Andrés de Grecia, fallecido en 1944.

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