El FC Barcelona sufrió una dura derrota este domingo en el Ramón Sánchez-Pizjuán (4-1). Los de Hansi Flick se vieron superados en intensidad, ritmo y acierto por un Sevilla que jugó su mejor partido de la temporada. La noche fue larga para los azulgranas, que encajaron su primera derrota en LaLiga 2025-26 y, con ella, el liderato.
El conjunto local salió con hambre. A los pocos minutos, el exculé Alexis Sánchez ya había avisado. No falló en su segunda oportunidad: penalti señalado tras revisión del VAR y gol del chileno. El estadio explotó. El Barça, descolocado, no encontraba el balón. Szczesny sostuvo a los suyos con varias paradas, pero el asedio era constante.
Isaac Romero, el más incisivo del Sevilla, amplió la ventaja con un disparo cruzado en el minuto 36. El 2-0 hacía justicia a lo visto. Aun así, Rashford dio algo de esperanza justo antes del descanso, cazando un centro de Pedri y recortando distancias (2-1). Un gol que, por un momento, pareció reactivar al vigente campeón, según ha publicado Europa Press.
En la segunda mitad, Flick movió el banquillo buscando aire. Balde y Eric García entraron para reordenar la defensa. El Barça tuvo más balón, pero le faltó pegada. Lewandowski, apagado durante gran parte del duelo, dispuso de la gran oportunidad para cambiar el rumbo. Penalti en el minuto 76. El polaco tomó carrera, chutó… y la mandó fuera. El silencio en el banquillo azulgrana fue el reflejo del momento.
A partir de ahí, el Sevilla olió la sangre. Carmona marcó el tercero en el minuto 90 tras una contra perfecta. Akor Adams cerró la goleada en el 96, poniendo el 4-1 definitivo y desatando la locura en Nervión. Diez años después, el Sevilla volvía a vencer al Barça en su estadio.
Con esta derrota, el equipo de Flick suma su segunda caída consecutiva tras la de Champions ante el PSG. Se marcha al parón sin liderato, con 19 puntos y muchas dudas. El Real Madrid, nuevo líder, se escapa a dos puntos. El Sevilla, por su parte, se cuela en la zona alta con un triunfo que sabe a resurrección.
Una noche negra para el Barça. Sin ritmo, sin acierto y con la sensación de haber perdido mucho más que tres puntos. El parón llega como un respiro necesario antes de que vuelvan los grandes retos. Pero en el Pizjuán, el campeón se vio mortal.