El ambiente de trabajo y los porros

24 de septiembre de 2025
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Ambiente de trabajo I Freepik

El dolor mental está en el origen del uso de la cannabis, así como de otras sustancias psicoactivas

El consumo de cannabis puede considerarse un medio de desconexión disociativa para no pensar, para no sentir efecto de cuestiones químicas en el cerebro. El dolor mental está en el origen del uso de la cannabis, así como de otras sustancias psicoactivas.

Reflexionar sobre este tema hoy no es nuevo; sin embargo, es necesario debido al silencio que ha crecido alrededor, como si esta realidad fuese inevitable. El silencio es una manera de normalizar la gravedad de la situación. Poder hablar de su uso permite generar conciencia, diseñar estrategias para prevenir su abuso y, en su caso, apoyar las acciones para enfrentarlo.

Desde el punto de vista de la mente, el consumo de cannabis es un mecanismo defensivo contra la angustia. Las personas buscan aliviar afectos insoportables a partir de una sustancia externa. Desde el punto de vista de los deseos inconscientes, Freud señalaba que las sustancias pueden ser medios técnicos de placer frente a un malestar estructural en la cultura. Es doloroso y complejo vivir en un mundo donde las pulsiones no pueden ser expresadas al desnudo porque generarían rechazo y desadaptación (Freud, 1930, El malestar en la cultura). El psicoanalista Wilfred Bion ofrece otra mirada a partir del dolor mental: la experiencia interna de frustración y ansiedad generada por la incapacidad de procesar los pensamientos y emociones. Así que cuando una persona se enfrenta a un afecto intolerable, como una gran angustia, busca atacar a los vínculos; por lo que, en este contexto, el consumo de cannabis puede considerarse un medio de desconexión disociativa para no pensar, para no sentir el efecto de cuestiones químicas en el cerebro. El dolor mental está en el origen del uso de la cannabis, así como de otras sustancias psicoactivas.

¿Cómo es esta afectación en el caso de la cannabis?

Partamos aclarando que la especie que se consume más es la cannabis sativa, cuyo componente activo es el Delta-9-Te-trahidrocanabinol (THC). Esta molécula alcanza al cerebro en minutos, aunque los efectos subjetivos los experimenta el usuario normalmente a los 30 minutos de haberla consumido (Del Bosque et al.El problema del consumo de cannabis: el papel del Sector SaludSalud Mental, 2013). Esto es debido a que el THC activa a un par de receptores que están en el sistema nervioso central (SNC) y en diversas otras partes del organismo. Éstos son los receptores cannabinoides (CB) 1 y 2. El primero tiene efectos en el sistema nervioso central, mientras que el segundo tiene efectos en el sistema inmunológico. De acuerdo con este estudio, la cannabis tiene efectos en cualquier sujeto que la consuma. Los efectos son eufóricos y puede dar la falsa sensación de profundidad y creatividad.

El trastorno en uso de cannabis genera falta de atención, irritabilidad, agresividad, inquietud, nerviosismo, disminución del apetito y dificultades para dormir, imaginemos lo que esto genera en un ambiente de trabajo. Cuando existe una o varias personas con problemas de consumo, su efectividad y la de quienes se interrelacionan con los consumidores disminuye de manera considerable. Esto afecta también la motivación y la sensación de sentirse bien en la vida.

El problema es grave en países como Canadá, en el cual el consumo de cannabis ha subido de 30% a 45% después de su legalización (Saunders y Carnide, Cannabis use by workers before and after legalization in Canada, 2024). En este estudio, se ve que 13.95% de la población canadiense consume cannabis diario o casi diario y 11%, es decir, 30% de los consumidores de cannabis no tiene conciencia del riesgo de consumir durante el trabajo o dos horas antes. En este análisis, 40% reportó utilizarla para relajarse por motivos de estrés en el trabajo. Es decir, los usuarios la requieren para lidiar con problemas del trabajo, aliviar el estrés y para relajarse al final del día. Ésta es una manera de dolor mental, de frustraciones que no pueden ser elaboradas y que buscan desconectarse.

El problema debe ser confrontado desde varios ángulos; por un lado, un trabajo en el individuo acerca de su propia subjetividad y, por el otro, en el trabajo de cuidar el ambiente. El peligro es minimizar la situación, la cannabis no es una droga inocua y debe ser tratada como tal.

Por su interés reproducimos este artículo de Ingela Camba Ludlow publicado en el Excelsior.

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