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El acusado de violar a la hija de su pareja dice que la abrazó por detrás “para hacer una broma”

17/07/2023 El acusado, durante el juicio. POLITICA ESPAÑA EUROPA SOCIEDAD ISLAS BALEARES

Fiscalía pide 15 años de prisión para el varón por unos hechos que ocurrieron cuando la víctima tenía 9 años

El acusado de violar a la hija de su pareja, de nueve años por aquel entonces, ha negado este lunes los hechos y ha indicado al Tribunal que la abrazó por detrás “para hacer una broma”.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Baleares ha celebrado este lunes el juicio contra el hombre, para quien Fiscalía pide 15 años de prisión.

El individuo, quien únicamente ha querido responder a las preguntas de su abogada, ha descrito un episodio ocurrido en la cocina del piso en el que convivía con su pareja y la hija de ésta, relatando que fue “a hacerle una broma por detrás”.

“Estábamos en la cocina y estaba muy seria -la víctima-, y fui a abrazarle por detrás para hacerle una broma y respondió de mala manera”, ha continuado el procesado, quien ha recordado que los hechos sucedieron durante la pandemia.

Seguidamente, ha contado que la niña, “a raíz de eso, se quedó en su habitación” y le trasladó a su madre que él le había abrazado por detrás y “tocado los pechos”. En este punto, ha achacado el relato de la niña al “confinamiento”, ya que, según ha argumentado el acusado, la menor “quería irse” a casa de sus abuelos.

La siguiente en declarar ha sido la madre de la víctima, en calidad de testigo, quien ha manifestado ante el Tribunal que, cuando su hija le contó lo presuntamente sucedido, el hombre empezó a pedir perdón.

En concreto, ha explicado durante el juicio que su hija le dijo que el procesado “le tocaba” y se señaló “el pubis y los pechos”, por lo que decidió irse de casa. “Yo quería coger a mi hija, salvarla; él se puso de rodillas y me decía ‘perdóname'”, ha continuado la madre, quien previamente ha asegurado que nunca sospechó nada.

Otros testimonios

Dos profesionales encargadas de evaluar la validez de las declaraciones han explicado que del análisis de varios informes extrajeron que no se podía conocer si la niña verbalizó los hechos porque realmente habían ocurrido o el entrevistador lo había sugerido, y se han referido a un problema estructural de validez de la información.

Además, han indicado que siempre se recomienda que sean dos evaluadores los que entrevisten a la víctima -en este caso sólo fue uno-, “para que uno lleve más el peso y establezca la relación de confianza, y la otra persona haga de observadora”.

Por otro lado, han apuntado que no se valoró lo sugestionable que podría ser la menor. “Si no se hace esta valoración, se desconoce cuánta información ha facilitado ella porque se lo ha dicho antes la entrevistadora o cuál ha ocurrido realmente”, han insistido las expertas.

Al mismo tiempo, se han referido a la ley de la naturaleza a la hora de evaluar la validez de la declaración, que es la que revela si, físicamente, los hechos son posibles o no, algo que también han puesto en duda de acuerdo al testimonio de la menor.

“En la medida en que no se ha obtenido un relato libre de los hechos, el testimonio sería indeterminado”, han respondido las testigos, preguntadas por una valoración profesional sobre el testimonio.

En esta línea, han concluido también en que la entrevista que se realizó a la niña estuvo “muy dirigida”, porque “se introduce mucha información que la menor no ha comentado”.

Los hechos

Los hechos juzgados comenzaron a producirse, presuntamente, el verano de 2016, momento en el que el procesado inició la convivencia con su pareja y su hija, que en aquel momento tenía nueve años, en un municipio de Mallorca.

Según el relato del Ministerio Público, cuando se quedaban a solas, el hombre tocaba los pechos y los genitales a la niña y en una ocasión llegó incluso a introducirle el pene en la vagina, aunque la víctima logró zafarse y esconderse.

Sin embargo, se siguieron produciendo hechos similares, que la niña no compartía por temor a no ser creída por su madre y por el miedo a la reacción del hombre. Finalmente, se lo contó a su madre en abril de 2020 y se denunciaron los hechos.

Además de la pena de cárcel se pide para el acusado una indemnización de 30.000 euros por los perjuicios sufridos. La niña presenta secuelas, malestar emocional y baja autoestima.

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