Estados Unidos ha utilizado su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para frenar un proyecto de resolución que pedía un alto el fuego inmediato, incondicional y permanente en Gaza. La propuesta también solicitaba la liberación de los rehenes capturados por Hamás y otras milicias palestinas.
El resto de los miembros del Consejo, 14 de 15, apoyaron la resolución. Si hubiera sido aprobada, habría sido vinculante para todas las partes implicadas. El proyecto, presentado por los diez miembros no permanentes, también exigía el levantamiento de las restricciones israelíes a la ayuda humanitaria. Instaba a Israel a garantizar que los civiles recibieran asistencia de manera segura y sin obstáculos.
La ofensiva israelí comenzó tras los ataques del 7 de octubre de 2023 ejecutados por Hamás y otras facciones palestinas, que dejaron más de 1.200 muertos y alrededor de 250 personas secuestradas. Desde entonces, los enfrentamientos han causado la muerte de más de 65.100 palestinos y unos 165.600 heridos, según informes recientes, según ha publicado Europa Press.
Mientras tanto, en la Franja de Gaza, los servicios de Internet y telefonía móvil han sufrido un apagón generalizado. La medida coincide con el avance de los carros de combate israelíes en la zona. La desconexión afecta a toda la Franja y deja a cientos de miles de palestinos incomunicados.
«Estamos gritando en el vacío», comentó un residente, desesperado por contactar con familiares o recibir información. Organizaciones de derechos humanos estiman que unos 800.000 palestinos se encuentran completamente aislados, especialmente en la ciudad de Gaza, donde las operaciones militares avanzan hacia barrios del noroeste.
El apagón agrava la crisis humanitaria. La falta de comunicación impide que los civiles sepan qué rutas de evacuación o servicios de ayuda están disponibles. También dificulta que las agencias internacionales evalúen la situación real sobre el terreno.
Mientras EEUU bloquea cualquier resolución internacional que obligue a un alto el fuego, Gaza vive un doble aislamiento: diplomático y físico. La población civil queda atrapada en medio del conflicto, sin medios para pedir ayuda ni recibir noticias de lo que sucede a tan solo unos metros de distancia.