El Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha admitido un problema serio en su programa de cribado de cáncer de mama. Más de 2.000 mujeres en Andalucía no recibieron a tiempo información sobre los resultados de sus mamografías. La mayoría de los casos se concentran en el Hospital Virgen del Rocío, en Sevilla.
La Consejería de Salud reconoce que se ha producido un “fallo de gestión”. Aunque las autoridades insisten en que, según la estadística, solo un 2% de esas pruebas dudosas acaba en un diagnóstico maligno, el retraso ha generado preocupación y desconfianza. El SAS ha activado un plan urgente: cada mujer afectada recibirá una llamada telefónica para conocer el estado de su prueba y los pasos a seguir.
El anuncio llega después de que varios medios sacaran a la luz testimonios de pacientes que llevaban meses, e incluso años, esperando una respuesta. El propio presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, se ha visto obligado a pedir disculpas públicamente.
Una de esas mujeres es Lola C., de 43 años. Se hizo una mamografía en 2023, pero nadie le notificó el resultado. Fue su médico de cabecera quien decidió revisar la prueba y detectó un cáncer. Hoy, Lola se recupera de una operación y de un tratamiento de quimioterapia. “Nadie me notificó nada, tuve que moverme por mi cuenta”, cuenta. Su caso refleja lo que ha fallado: la comunicación entre el sistema y las pacientes, según ha publicado El Correo.
El impacto social ha sido inmediato. Asociaciones como Amama, que reúne a mujeres con cáncer de mama, estudian emprender acciones legales colectivas por los retrasos. Consideran que no se trata de un fallo puntual, sino de un problema estructural.
La consejera de Salud, Rocío Hernández, ha prometido revisar todas las mamografías realizadas en los últimos tres años. Su objetivo es aclarar qué ha pasado y recuperar la confianza de la ciudadanía. Además, se ha puesto en marcha un buzón de información para atender a mujeres que se sientan inseguras tras sus pruebas.
Desde la Consejería insisten en que las afectadas tendrán un circuito preferente. También se pide a las asociaciones que ayuden a localizar a quienes aún no han sido informadas. El compromiso, dicen, es que ninguna mujer quede fuera del sistema.
El caso ha destapado la fragilidad de un programa que, en teoría, debía garantizar la detección precoz del cáncer de mama. Una grieta que ha generado incertidumbre en miles de mujeres. Ahora, la Junta se enfrenta a un reto mayor: reparar la confianza perdida y asegurar que un retraso así no vuelva a repetirse.