De ascendencia mexicana, escribe bajo el seudónimo de ‘Alas de Mariposa’. En la actualidad vive en Estados Unidos
En el universo de la literatura, Mina Ordaz destaca como una escritora y poeta cuya pluma es una amalgama de sensibilidad, profundidad y belleza. A través de sus palabras, nos invita a explorar paisajes emocionales y reflexiones íntimas. No teme adentrarse en las profundidades de la existencia, sus escritos exploran la esencia del amor, la conexión humana, la pérdida y la esperanza; cada obra es una ventana hacia el corazón de la autora y por ende hacia el corazón del lector. En el reino de las palabras, Mina nos invita a un baile encantado donde las letras danzan y los versos susurran secretos.
P.- ¿Desde cuando sus primeros suspiros literarios, dónde surgieron?
R.- Mi primer contacto con las letras fue a los doce años, con la obra de Ernest Hemingway ‘El viejo y el mar’. Mi romance con la poesía vino más tarde cuando leí ‘El cuervo de Edgar Allan Poe’. Esa combinación del humor junto al terror simplemente me enamoraron tanto que yo misma comencé a escribir en hojas sueltas, sin darme cuenta, justo ahí estaba naciendo un amor entre la poesía y yo.
P.- Los colores que elige en varias de sus portadas son un elemento comunicativo, una forma más de proyectar sentimientos…
R.- Actualmente tengo en mi haber tres libros de poesía -‘A corazón abierto’, ‘Mi segunda piel’ y ‘Celebrando la vida’- , títulos que no fueron escogidos al azar, sino que forman parte de diferentes etapas de mi vida, no es coincidencia que los tres llevan entre sí los mismos colores, digamos que con ello quiero dejar mi propio sello.
P.- Leer adecuadamente una imagen exige observar, mirar su contenido con atención y estudiar sus cualidades visuales y significado. En ‘Corazón Abierto’, ¿cómo y en qué lugar nos recomienda para adentrarnos en el interior del libro?
R.-No me atrevería a recomendar una poesía, o una página en específico de ninguno de los tres, porqué en cada letra que escribí fui dejando un pedacito de mi; escribo al amor, al desamor, al desánimo, al empoderamiento de la mujer y porqué no, a temas y problemas actuales, como por ejemplo, «Días de horror, noches inquietas». Es un tema cruel que indirectamente nos afecta a todos, basta ver esas imágenes sin censura o escuchar la saña con que se llevan a cabo para sentir el compromiso y la empatía con los que sufren.
P.- A todos nos horroriza lo que está sucediendo en Ucrania y ahora enfocamos lo que ocurre entre Israel y Hamás…
R.- Se nos encoge el corazón ver a niños gritando, jóvenes y hombres con rostro desencajados como parte de un cuadro del más cruel de los pintores.
P.- En su obra llama la atención su compromiso con lo auténtico, su exploración de la profundidad del
ser humano…
R.- Intento que la autenticidad impregne cada línea de mi trabajo, sí e Mina. En un mundo saturado de ruido, es importante que las voces resuenen como una afirmación poderosa de la verdad personal entre otras cosas porque desde ahí, desde la autenticidad, se crea un puente literario entre el autor y el lector.
P.- Habla usted de ‘poesía que resuena’…
R.- Me gustaría pensar que mi poesía es una sinfonía de emociones, una paleta lingüística en al que se puedan pintar cuadros de sentimientos, desde la alegría más efervescente hasta la melancolía más profunda. El escritor, el poeta no tiene que temer adentrarse en las profundidades de la existencia, que sus escritos exploren la esencia del amor, la conexión humana, la pérdida y la esperanza. Mi deseo sería que cada obra se convierta en una ventana hacia el corazón mío y de mi hacia el corazón del lector.