Llega el buen tiempo y con él las escapadas, pero también las prisas y los hábitos poco cuidadosos en la cocina. Uno de los más comunes: congelar carne antes del viaje y luego descongelarla deprisa y sin control. Según la doctora Ligia Gabriela Pech Ceballos, esta práctica mal ejecutada puede ser la puerta de entrada a enfermedades intestinales como la salmonelosis, una infección frecuente que se manifiesta con vómitos, diarreas e incluso fiebre.
La nutrióloga Judith Moo Huchim explica que uno de los errores más comunes es sumergir directamente la carne en agua o, peor aún, usar agua caliente o el microondas para acelerar el proceso. “La carne debe descongelarse en su empaque al vacío, colocándola con todo y envoltorio dentro del agua fría para evitar contacto directo con el líquido”, afirma.
Además, se recomienda no mantener la carne congelada por más de dos meses para evitar deterioro en sabor y nutrientes, según una información de Vanessa Argáez Castilla, publicada en Diario de Yucatán.
Cocinar carne directamente desde el congelador no solo da lugar a una cocción desigual —dejando zonas crudas— sino que también provoca una pérdida de nutrientes esenciales. Otro error grave: volver a congelar carne que ya había sido descongelada. Esto multiplica el riesgo de proliferación bacteriana.
Otra práctica de riesgo es utilizar los mismos cuchillos o tablas para carnes y vegetales sin desinfectarlos. La contaminación cruzada puede convertir una ensalada en una amenaza.
¿Y si ya es tarde? Si los síntomas llegan, la doctora Pech Ceballos recomienda empezar con una buena hidratación. “Pero si hay fiebre, vómitos continuos o cualquier señal de alerta, hay que acudir al médico de inmediato”, afirma.
Este verano, el mejor ingrediente para tus recetas no es la prisa: es la prevención.