Hoy: 27 de noviembre de 2024
En la Verbena de la Paloma, el boticario don Hilarión flirtea con dos chulapas de Madrid, una morena y otra rubia, aguardando resolver en su coquetería “cuál de las dos le gusta más”.
Salvando la distancia y los géneros, la vicepresidenta primera del Gobierno se dio un tiempo razonable (hasta ver qué pasaba) para decidirse por Pablo o por Pedro. Primeramente fue Pablo, que apuntaba maneras y supuso que la señora gozaba de un buen olfato político. La encadenó a sus afectos de tal modo que Pablo la levantó sobre todo nombre, dorando aún más el oro de su cabellera. Pablo ignoraba lo que se comenta con sorna entre teólogos: “Rubio era Judas y Judas era de la compañía de Jesús”.
Ahora, por el altísimo honor concedido, la vicepresidenta bebe los vientos por don Pedro: ¡Querido Pedro! Y le sujeta las mejillas para que luzca más el beso comprometido.
Distinguida señora: Lo suyo son amores desamparados. Encomiéndese a la Patrona de Valencia porque, uno u otro, Pedro y Pablo, o los dos a la vez, terminarán perjudicándola.
Pedrouve