Pasamos la vida luchando por alcanzar libertad y apenas si nos damos cuenta que son nuestras alas mojadas las que la impiden. El peor enemigo está dentro de uno mismo, afirmaba Santa Teresa de Jesús. Y ese enemigo que frena los vuelos y el aire espesa, no es otro que la dependencia. Depender de vicios incontrolables, debilidades sin apenas músculo para reiniciar el ordenador del alma o depender de personas que nos sobornan porque tienen secretos deslumbrantes de nuestra vida que pueden sacar a la luz: el miedo a que se sepan arruinaría nuestras posibilidades de conquista.
…El viejo refrán de que “cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía”, nos hace preguntarnos cuál es el motivo por el que a Marruecos, que acaba de estrenar los aviones de caza más sofisticados y los helicópteros de última generación, haya que regalarle un equipo de ambulancias medicalizadas. Esa ayuda podríamos brindársela a países que no tienen donde caerse vivos y cuya impotencia tiene más alas que el pájaro de la muerte.
¿Qué llave tiene Marruecos de nuestros tesoros escondidos? ¿por qué tamaña complacencia?… Este santo es insaciable. ¡Pareciera independentista!
Sabia reflexión. No es el quien sino el qué nos obliga a aparentar generosidad. Las razones se esconden tras las costuras. Es facil entregar regalos a aquellos de los que algo se espera. El acto deja de ser dádiva para convertirse en mero trasvase de mercancias.