Condenan a prisión permanente al padre que mató a puñaladas a su hijo de 11 años en Valencia

El tribunal popular halló al acusado responsable de haberle clavado de manera «brutal y repetida» un cuchillo al niño

La Audiencia de Valencia ha dictado prisión permanente revisable para el hombre que admitió haber apuñalado a su hijo de 11 años el 3 de abril de 2022 en Sueca, Valencia. Esta decisión sigue el veredicto de culpabilidad emitido por el jurado popular a mediados de enero.

El tribunal popular encontró al acusado responsable de apuñalar de manera «brutal y repetida» al niño, privándolo de toda posibilidad de defensa. La acción buscaba no solo la muerte del hijo común, sino también infligir «el mayor dolor psíquico posible» a la madre, causándole lesiones psíquicas que aún no se han curado.

Valoración de la prueba

La magistrada presidenta del tribunal del jurado respalda la condena, al indicar que se basa en una valoración detallada y completa de la prueba. La resolución se apoya en una evaluación conjunta y entrelazada de las pruebas, considerada «razonada y razonable, lógica y no arbitraria ni errónea.»

El jurado confirmó la voluntad del padre de matar al niño mediante 68 cuchilladas, 27 de ellas penetrantes, con el objetivo de causar el mayor dolor posible a la madre. Este acto fue catalogado como un caso paradigmático de violencia machista vicaria.

La magistrada condena al acusado por asesinato hiperagravado, alevosía, ensañamiento, con agravantes de parentesco y discriminación de género. Además de la prisión permanente revisable, se le impone una serie de medidas, como la prohibición de acercarse a la madre del menor y la libertad vigilada.

Reconocimiento y confesiones

Durante el juicio, el hombre reconoció haber matado al menor, al afirmar que el crimen no habría ocurrido si su expareja no hubiera iniciado el proceso de divorcio. Admitió permitir que el niño llamara a su madre durante el asesinato y alegó estar ebrio, argumento rechazado por el jurado.

El suceso tuvo lugar el 3 de abril de 2022, meses después del divorcio del acusado y la concesión de la custodia compartida. El niño, concebido después de tres inseminaciones artificiales, cumplió once años dos días antes del crimen. Durante los 17 años de matrimonio, la madre sufrió malos tratos físicos y psicológicos.

Los peritos forenses revelaron que la madre había aprendido a vivir con insultos y agresiones sexuales. La violencia física, psicológica y sexual por parte del expareja estaba presente en su vida cotidiana, según afirmaron los expertos durante el juicio.