Cero palabrotas delante de los niños

NANCY ÁLVAREZ

Es evidente que un niño no sabe medir cómo, cuándo o a quién decir ciertas cosas. Por eso, toda la familia pasará vergüenza más de una vez, y el niño también

¿Cómo erradicar las palabrotas en los niños? Lo primero es no decirlas, porque ellos repiten lo que oyen, no lo que se les dice que hagan. Hay madres que se quejan: “No sé por qué este niño dice tantas palabrotas, en algún sitio las estará oyendo”. Vale, las escuchará en el colegio cuando sea más mayor, pero si un niño pequeño las dice, es porque en casa los padres hacen lo mismo. Y eso no es bueno, porque todos acabarán pasando mucha vergüenza.

Si un niño pequeño suelta una palabrota en medio de una fiesta o reunión, alejará a los demás. Las madres no querrán que un «malhablado» sea amigo de sus hijos, porque puede aprender malas costumbres o normas inadecuadas.

Como es evidente, un niño no sabe cuándo, cómo ni con quién es apropiado hablar así. Por tanto, toda la familia sufrirá las consecuencias, y el niño también. Incluso será rechazado. A usted tampoco le gustará que su hijo se junte con otro que suelta palabrotas por todas partes.

Así que trate de no decirlas en casa. A mí nunca me dejaron, aunque de adulta sí es cierto que lo hice. Las he ido dejando a medida que he envejecido. Antes decía muchas palabrotas, sobre todo después de que mi madre falleciera. Cuando ella vivía, si hacíamos algo así, nos soltaba un manotazo en la boca. Tampoco creo que eso sea sano.

Puede castigar a un niño, explicarle que eso no se hace y contarle por qué. También puede explicarle que hay países donde decir palabrotas es algo muy habitual. En España, por ejemplo, están a la orden del día, incluso en televisión. A mí no me molesta, pero hay muchas personas a las que sí.

Por eso, eduque a su hijo. Hágale ver que las palabrotas son una falta de educación y que a mucha gente le molestan. A otras no, pero tampoco se trata de enfrentarse con ellas ni mandarles callar. ¡Hay tantas cosas buenas que enseñarle a un niño! Evite vincularle a cuestiones que, en lugar de ayudarle en sus relaciones futuras, le causarán problemas. En resumen: cero palabrotas, sobre todo, delante de los niños.