El 5 de mayo no es una fecha cualquiera para quienes conviven con la celiaquía. Es el Día Internacional de la Enfermedad Celíaca, una jornada para visibilizar una condición que, aunque no se nota, impacta profundamente en la salud física y emocional de millones de personas en el mundo. En Argentina, además, se ha instaurado como día nacional, en un intento por concientizar sobre los desafíos diarios que enfrentan los pacientes celíacos, según una información publicada en Diario de Cuyo.
La celiaquía es una enfermedad autoinmune que provoca que el sistema inmunológico reaccione de forma agresiva al gluten, una proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno y, según la mayoría de los protocolos médicos, también en la avena por contaminación cruzada. Esta reacción daña la mucosa del intestino delgado, impidiendo la correcta absorción de nutrientes y provocando desde dolores abdominales y diarreas hasta fatiga crónica, pérdida de peso, alteraciones neurológicas e incluso infertilidad.
Lo más complejo es que la celiaquía puede presentarse sin síntomas digestivos. Hay pacientes que llegan al diagnóstico por un estudio de anemia crónica, osteoporosis precoz o trastornos del ánimo. De ahí la importancia de los avances en las pruebas serológicas y las biopsias intestinales, que han permitido detectar más casos y a edades más tempranas.
Pero el tratamiento —una dieta libre de gluten estricta y de por vida— no siempre es sencillo de sostener. El precio elevado de los productos sin TACC, la escasa oferta en algunos lugares y el riesgo constante de contaminación cruzada hacen que una simple comida fuera de casa se transforme en una situación de estrés. Por eso, el abordaje psicológico también resulta clave: convivir con la celiaquía no es solo cuestión de leer etiquetas, sino de reformular hábitos, espacios y vínculos.
Afortunadamente, la visibilidad de esta enfermedad ha crecido, así como la oferta de productos y el compromiso de algunos sectores gastronómicos. Además, investigaciones recientes buscan alternativas terapéuticas que permitan algún grado de tolerancia o incluso la posibilidad de modular la respuesta inmune.
Mientras tanto, en este nuevo Día Internacional de la Celiaquía, la prioridad sigue siendo clara: diagnóstico temprano, acompañamiento integral y educación social. Porque vivir sin gluten no debería implicar vivir con miedo.