Hoy: 22 de noviembre de 2024
Hace pocos días se presentó en el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada, organizado por la vocalía de ciencia que coordina el Dr. Antonio Cueto Ladrón de Guevara, el libro del que es autor el que fue médico cooperante Javier Castejón.
Este libro (Editorial “La buena impresión”, 2024) relata la actividad asistencial del autor y otros cooperantes entre los años 2000-2016 con nueve misiones en Tinduf (Argelia) dos en Nguti (Camerún), otras dos en Haití y una más en Mlala (Malawi). La obra consta ya con dos ediciones y fue la primera del autor a la que siguieron “Amenaza a la vocación médica” (Ed. Cuadernos del castor, 2020), El origen del terror (Ed. Atlantis, 2021) y El hombre sin Dios. Proyecto Nephilim (Amazon,2023) así como numerosas colaboraciones en prensa, muchas de ellas relacionadas con la actividad médica y científica y temas relacionados con el tercer mundo.
Significativa la dedicatoria que abre el libro: “Este manuscrito está dedicado a quienes lo han inspirado, que no son otros que los “inocentes del mundo”, que se cuentan por miles de millones y, a pesar de ello, casi nadie (persona o institución) los incluye en sus agendas, siendo así relegados siglo tras siglos al olvido de la comunidad internacional y a la muerte anónima”. Más delante nos aclara el autor: “Este es un libro autobiográfico que salió a la luz en 2016, con el propósito de relatar, en la medida de lo posible, la historia mágica de un viaje interior, la historia que contiene aquellas otras historias que me acaecieron cuando, espoleado por el deseo de unirme a misiones de cooperación sanitaria internacional, atravesé desiertos y selvas en el deseo de contribuir en la pequeña medida de mis posibilidades a disminuir el inmenso volumen de miseria del tercer mundo”.
Este libro es el más Castejón que conozco. Médico y persona confluyen en suma generosidad hacia los demás. Es la narración de una vivencia que marcó su vida y de algún modo también la vida de sus lectores. No es un libro para leer y olvidar, es un libro que te marca a fuego, que te mete los pies en la ardiente arena de una realidad que podemos ignorar o mirar de lado, pero que indefectiblemente está ahí, delante de nuestros ojos y nuestras narices. Entre sus líneas habla desde muy hondo el corazón de quien lo escribe y que no es otro que nuestro querido y admirado amigo Javier Castejón.
La poesía, el lenguaje poético se manifiesta en muchos de los capítulos, donde la inmensidad de la nada se hace palpable, donde uno se ahueca hacia ese vacío, ese agujero negro en busca de alguna migaja, de alguna razón de ser que nos lleve a entender los porqués, las dudas, las enormes injusticias de una raza que se condena a sí misma. Para ese infierno no son necesarios dioses ni cielos: “El desierto es infinito hacia los lados, pero también es infinito hacia arriba y hacia abajo. Y es infinito hacia adentro. Porque el desierto parece mirar (mirarnos) desde todas las direcciones. El horizonte siempre lejos suele difuminarse entre imágenes especulares, que desaparecen cuando nuestro tiempo se acerca a ellas, para trasladarse a un nuevo horizonte igualmente etéreo. Delante y detrás, a derecha e izquierda, siempre nos limita el ilimitable horizonte…. donde han caído algunos o muchos seres humanos. Son aquellos que tuvieron mala suerte o deambulan sobre piedras y arenas, tal vez como fruto de alguna condena, algún hechizo, que algún día los arrojó al vacío de los horizontes lejanos, de las ansiedades inacabadas”.
A la conferencia que acompañó a la presentación y delante de un público que abarrotó y sobrepasó la capacidad de la sala, en la que había varias personalidades personalidades institucionales. Es así que, además de las autoridades del propio Centro Artístico, Literario y Científico de la ciudad, se hallaban representadas la presidencia del Consejo Andaluz de Colegios Médicos, la Vicepresidencia de la Cruz Roja de Granada y diversas autoridades médicas de Andalucía oriental.
El autor fue desgranando las páginas del libro que acompañó con imágenes de su experiencia personal. Centró su argumentación en la diferencia de nacer en el mundo desarrollado o en ese otro llamado Tercer mundo, lo que, en muchas ocasiones, explicó, significaba la diferencia entre la vida y la muerte, la certidumbre de llevar una vida digna o la maldición de asomarse a una vida sin horizonte posible. El autor se refirió a la condición geopolítica del ser humano, que constituye una de las mayores injusticias de la existencia, quizá por ellos el tercer mundo también es llamado el mundo de los desheredados de la tierra. Habló de los guías que los acompañaron en el desierto como Abdelkader que fue quien le hizo conocer la “Hammada”, que para los saharauis es sinónimo de desierto, allí donde se ubican los campamentos de los refugiados del Sahara. Agradeció a los muchos cooperantes que lo acompañaron en las distintas misiones, de los que destacó el valor y la generosidad.
Para Javier Castejón existen circunstancias fundamentales que definen la diferencia entre este nuestro mundo desarrollado y ese otro subdesarrollado conocido como el Tercer mundo. Así habló de diferencias estructurales, culturales, epidemiológicas y político-económicas que fue pormenorizando a través de la charla. Explicó, por ejemplo, refiriéndose a las disparidades culturales entre ambos mundos: “En numerosas ocasiones nos encontramos con brujas y chamanes que ejercían notable influencia en su entorno social y, envidiosos de la natural preferencia y confianza que tenían los nativos en médicos como nosotros, les amedrentaban y sometían a chantaje emocional dificultando nuestra labor.
En más de una ocasión, al trabajo de practicar una cesárea necesaria para salvar la vida de una madre y la de su hijo, se le sumaba la penosa tarea de luchar contra tabúes y creencias ancestrales sobreponiendo nuestra autoridad médica sobre la superstición que sustentaba a chamanes de la selva y tabibas del desierto”.
Asimismo, fueron significativas en las misiones sanitarias referidas las diferencias epidemiológicas encontradas esto es, las diferentes patologías y procesos clínicos que presentaban los pacientes, debido, bien a cuestiones sociogeográficas, bien a circunstancias derivadas de la ausencia de asistencia clínica hasta nuestra llegada. Muchos de ellos padecimientos que intentábamos resolver eran consecuencia de la miseria y la falta de medios. Todo ello generaba cuadros clínicos no superponibles a las que se ven en nuestros entorno sociosanitario. Fue así como acuñamos el concepto de “la medicina de la injusticia”, intentando explicar todos aquellos esfuerzos nuestros por paliar enfermedades y procesos clínicos derivados de la injusta situación en la que nacían, vivían y morían los nativos de aquellas latitudes.
El título Las tres puertas hace referencia a tres lugares concretos de la geografía del planeta. La “puerta del desierto” está en el sudoeste de Argelia, donde se hallan situados los campamentos de refugiados saharauis, mientras que la “puerta negra” es la propia puerta del hospital “Saint John of God” de los Hermanos de San Juan de Dios en Camerún. En tercer lugar, la “puerta del infierno” en Haití, en el epicentro del terremoto que en 2010 asoló esta ciudad y sus alrededores.
A través de sus páginas desfilan, la melfa de Salka, la tumba de Abdellah, el jefe beduino, la noche de las libélulas, la historia de los niños de cera, la historia de Therese y la de Emmanuel, los niños de Haití, el bolo, muchas reflexiones, un glosario, agradecimientos y un adendum de fotografías.
“Olvido” y “Memoria” eran los dos términos antónimos que, según refería el ponente, englobaban el mensaje contenido en el relato de su vivencia autobiográfica contenido en el libro “Las tres puertas – Historia mágica de un viaje interior”.
Hay que agradecer a personas como Javier Castejón, su generosidad tanto en su participación en las misiones de cooperación, como que nos haya hecho llegar de primerísima mano este testimonio, que inevitablemente abre muchas otras puertas entre los lectores y cuyo mensaje no debe pasarnos desapercibido a esta sociedad tan falta de generosidad, empatía y de comprensión.
Un libro inspirador que abre las puertas del conocimiento y del corazón a la injusticia del mundo.
Así mismo, un acto entrañable el acaecido en el Centro Artístico y Literario de Granada.
Libros y actos así constituyen un valor añadido a la dignidad del ser humano