La actriz colaboró con la resistencia neerlandesa y arriesgó su vida durante la ocupación nazi durante la ocupación nazi
Antes de convertirse en un ícono del cine, Audrey Hepburn desempeñó un papel crucial en la resistencia neerlandesa durante la Segunda Guerra Mundial. Hepburn, nacida en Bruselas en 1929, se trasladó a los Países Bajos con su madre, la baronesa Ella van Heemstra, para evitar los estragos del conflicto. Sin embargo, la invasión nazi en 1940 cambió el rumbo de su vida.
Hepburn, cuyo nombre real era Adriaantje van Heemstra, tuvo que adaptarse a su nueva realidad en los Países Bajos, enfrentando dificultades como el idioma y la ocupación nazi. Su madre, inicialmente simpatizante de Adolf Hitler, creyó que los alemanes no invadirían el país, pero la historia demostró lo contrario. Audrey se convirtió en testigo del sufrimiento de su pueblo y decidió actuar, según una interesante información publicada por el diario El Observador.
Apasionada por el ballet, Hepburn usó su talento para colaborar con la resistencia. Participó en “conciertos silenciosos”, eventos clandestinos donde las ganancias se destinaban a financiar la lucha contra los nazis. A medida que la guerra avanzaba, se involucró aún más, transportando mensajes ocultos en sus zapatos y ayudando al doctor Hendrik Visser ‘t Hooft, un miembro clave de la resistencia.
El activismo de Hepburn tuvo un alto costo personal, añade este diario. En 1942, su tío, Otto van Limburg Stirum, fue arrestado y ejecutado por su postura contra los nazis. La hambruna y la escasez de recursos la afectaron gravemente, dejando secuelas en su salud que impactaron su sueño de ser bailarina profesional.
En 1945, tropas canadienses liberaron su ciudad. Audrey, que hablaba inglés con fluidez, sorprendió a los soldados al dirigirse a ellos en su idioma. Finalizada la guerra, obtuvo una beca para estudiar ballet en Londres, pero su estado físico le impidió seguir esa carrera. En su lugar, encontró en la actuación una nueva vocación, logrando su gran salto a la fama con Vacaciones en Roma en 1953, película que le valió un Oscar.
Las vivencias de Hepburn en la guerra moldearon su carácter y su visión del mundo. Más tarde, como embajadora de UNICEF, dedicó su vida a ayudar a niños en zonas de conflicto, asegurando que su legado fuera más allá de la gran pantalla.