Hoy: 10 de noviembre de 2024
En los últimos cientos de millones de años, la Luna ha experimentado una contracción que ha reducido su circunferencia en 50 metros, lo que se traduce en un riesgo sísmico significativo, especialmente en la región polar sur. Esta amenaza se intensifica en áreas propuestas por la NASA para el aterrizaje tripulado de la misión Artemis III.
Un reciente artículo publicado en el Planetary Science Journal establece una conexión entre un grupo de fallas en el polo sur lunar y uno de los terremotos más poderosos registrados por los sismómetros del programa Apolo hace más de medio siglo. El estudio, liderado por Thomas R. Watters, científico emérito del Centro de Estudios Planetarios y de la Tierra del National Air and Space Museum, advierte sobre la posibilidad de terremotos lunares poco profundos que podrían generar fuertes temblores en la región del polo sur.
“Nuestro modelo sugiere que los terremotos lunares poco profundos, capaces de producir fuertes temblores, son posibles debido a eventos de deslizamiento en fallas existentes o la formación de nuevas fallas de empuje”, señaló Watters en un comunicado.
La distribución global de las fallas de empuje jóvenes y su potencial activo deben tenerse en cuenta al planificar la ubicación y la estabilidad de los puestos avanzados permanentes en la Luna, según el equipo científico.
Los terremotos lunares poco profundos, que ocurren cerca de la superficie lunar, a solo unos cien kilómetros de profundidad en la corteza, pueden ser devastadores para hipotéticos asentamientos humanos en la Luna, según Nicholas Schmerr, profesor asociado de geología en la Universidad de Maryland y coautor del estudio.
Schmerr explicó que la superficie lunar, compuesta de grava y polvo sueltos debido a impactos de asteroides y cometas durante miles de millones de años, es propensa a temblores y deslizamientos de tierra. Los terremotos lunares poco profundos, a diferencia de los terremotos terrestres, pueden durar horas e incluso toda una tarde.
A medida que se acerca el lanzamiento de la misión tripulada Artemis, programada para finales de 2024, la NASA y los investigadores trabajan para identificar más lugares peligrosos y desarrollar estructuras y medidas de seguridad que puedan resistir la actividad sísmica lunar. La exploración humana de la Luna, con miras a establecer una presencia a largo plazo, requiere una cuidadosa consideración de los desafíos que presenta el entorno lunar, desde terremotos hasta deslizamientos de tierra.
“A medida que nos acercamos a la fecha de lanzamiento de la misión Artemis, es importante mantener a nuestros astronautas, nuestro equipo e infraestructura lo más seguros posible”, afirmó Schmerr. “Este trabajo nos está ayudando a prepararnos para lo que nos espera en la Luna, ya sean estructuras de ingeniería que puedan resistir mejor la actividad sísmica lunar o proteger a las personas de zonas realmente peligrosas”.