Un estudio revela que la terapia de células CAR-T es segura para tratar a pacientes con linfoma de alto riesgo

26 de enero de 2024
1 minuto de lectura
Células CAR-T (linfocitos T del paciente modificado) atacando células tumorales | EP

Más de 30.000 pacientes en Estados Unidos han recibido este tratamiento para cánceres sanguíneos desde su aprobación en 2017

Un estudio realizado por la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania (EE UU) revela que el desarrollo de cualquier tipo de segundo cáncer tras la terapia con células CAR-T es poco común.

La investigación, basada en un análisis de más de 400 pacientes tratados en el Sistema de Salud de la Universidad de Pensilvania (Penn Medicine), identificó un único caso de linfoma incidental de células T que no expresaba el gen CAR. Este linfoma se encontró en el ganglio linfático de un paciente que había desarrollado un tumor pulmonar secundario después de recibir la terapia con células CAR-T.

Más de 30.000 han recibido el tratamiento

La Universidad de Pensilvania ha sido pionera en la terapia con células CAR-T, una forma personalizada de inmunoterapia que modifica las células T de cada paciente para que ataquen y destruyan las células cancerosas. Más de 30.000 pacientes en Estados Unidos han recibido este tratamiento para cánceres sanguíneos desde su aprobación en 2017.

Aunque diversos tratamientos contra el cáncer presentan un riesgo conocido y poco frecuente de causar cánceres secundarios, incluidos los linfomas de células T, el informe subraya que la incidencia de segundos cánceres después de la terapia con células CAR-T es baja.

De enero de 2018 a noviembre de 2023, los profesionales de la salud trataron a 449 pacientes con terapias de células CAR-T, diagnosticando únicamente a 16 de ellos con un segundo cáncer después de haber recibido el tratamiento. La mayoría de estos cánceres secundarios eran tumores sólidos, como el cáncer de piel, próstata y pulmón.

Asimismo, el estudio también destaca que el análisis molecular demostró que el linfoma de células T encontrado en un paciente no portaba el gen CAR, lo que indica que no estaba relacionado con la terapia con células CAR-T. Los resultados refuerzan el perfil general de seguridad de este tipo de terapia celular personalizada.

El catedrático Jodi Fisher Horowitz, director de Terapia Celular y Trasplantes del Centro Oncológico Abramson, enfatiza la importancia de tener sistemas de seguimiento a largo plazo para nuevos tratamientos contra el cáncer, permitiendo una comprensión más profunda de los riesgos y beneficios a lo largo del tiempo. El equipo de Penn Medicine continúa trabajando en la mejora de la eficacia de la terapia con células CAR-T y en el estudio de casos futuros para contribuir a una comprensión integral de los cánceres secundarios en esta población de pacientes.

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