Hoy: 27 de diciembre de 2024
Uno de cada tres niños que sufren meningitis bacteriana vive con discapacidad neurológica permanente debido a la infección, según se desprende de un nuevo estudio epidemiológico dirigido por el Karolinska Institutet de Suecia y publicado en la revista médica ‘JAMA Network Open’.
Por primera vez, los investigadores han identificado la carga sanitaria a largo plazo de la meningitis bacteriana. Actualmente, la infección bacteriana puede curarse con antibióticos, pero a menudo provoca un deterioro neurológico permanente. Los afectados suelen ser niños, por lo que las consecuencias son importantes.
“Cuando hay niños afectados, toda la familia se ve afectada. Si un niño de tres años tiene problemas cognitivos, motrices, de visión o audición, el impacto es enorme. Se trata de discapacidades para toda la vida que se convierten en una carga importante tanto para el individuo como para la sociedad, ya que los afectados necesitan apoyo sanitario para el resto de su vida”, ha afirmado el profesor asociado de Microbiología Médica del Departamento de Neurociencia del Karolinska Institutet y uno de los autores del estudio actual, Federico Iovino.
Mediante el análisis de los datos del registro sueco de calidad sobre meningitis bacteriana entre 1987 y 2021, los investigadores han podido comparar algo más de 3.500 personas que contrajeron meningitis bacteriana de niños con algo más de 32.000 controles emparejados de la población general. El tiempo medio de seguimiento es de más de 23 años.
Los resultados muestran que las personas diagnosticadas de meningitis bacteriana presentan sistemáticamente una mayor prevalencia de discapacidades neurológicas como deterioro cognitivo, convulsiones, discapacidad visual o auditiva, discapacidad motora, trastornos del comportamiento o daños estructurales en la cabeza.
El riesgo era mayor en el caso de los daños estructurales en la cabeza: 26 veces más riesgo; discapacidad auditiva: casi ocho veces más riesgo; y discapacidad motora: casi cinco veces más riesgo.
Aproximadamente una de cada tres personas afectadas por meningitis bacteriana tenía al menos una deficiencia neurológica, frente a una de cada diez entre los controles.
“Esto demuestra que, aunque la infección bacteriana se cure, muchas personas sufren después un deterioro neurológico”, ha afirmado Federico Iovino.
Una vez identificados los efectos a largo plazo de la meningitis bacteriana, Federico Iovino y más investigadores seguirán adelante con su investigación. “Intentamos desarrollar tratamientos que protejan las neuronas del cerebro durante los pocos días que tardan los antibióticos en hacer efecto. Ahora, tenemos datos muy prometedores de neuronas humanas y estamos entrando en una fase preclínica con modelos animales. Con el tiempo, esperamos presentarlo en la clínica en los próximos años”, concluye Iovino.