Hoy: 10 de noviembre de 2024
A lo largo de mi vida, no puedo afirmar que haya sido un camino siempre bendito; sin embargo, entre las peculiaridades de mi infancia y adolescencia, surcaban situaciones singulares.
Tenía una madre extraordinaria, cuyas neuronas se vieron afectadas en su niñez, dejándola con una condición que la desconectaba de su entorno.
En ocasiones, era mi madre; otras, una niña que necesitaba cuidados. En medio de todo, me encontraba desconcertada por sus actitudes, desde una agresividad repentina hasta un amor incondicional que me confundía. No fue sino hasta los 14 años que alguien me explicó la situación.
Decidí cuidarla, viéndola como a mi hermanita que requería atención. Establecí horarios y le ayudaba con su vestimenta. Mamá se transformó en mi hija y amiga. Aunque no podía entenderme, le encantaba escucharme, y yo adoraba contarle cosas.
La defendía de burlas y abusos, brindándole consuelo en los momentos de tristeza.
Con los años, la adolescente que la cuidaba se convirtió en una mujer profesional, gracias al apoyo de su abuela. Soñábamos juntas con venir a España, pero la vida dio un giro inesperado cuando mamá falleció debido a una mala praxis. Mis noches se volvieron turbias, enfrenté dos años de insomnio aferrada a su recuerdo.
Aprendí a dormir tranquila con la ayuda de Dios y el apoyo de buenos amigos.
Esas largas noches que pasé, hoy se convirtieron en un recuerdo de mi madre, un faro de amor incondicional, que sigue iluminando mi camino. Su dedicación y valentía se entrelazan en cada paso que doy.
Aunque enfrenté la tristeza de su partida, actualmente soy madre de una niña a la que le comparto historias de su abuela, preservando su legado.
Mi camino hacia España, no siguió el plan inicial, pero cumplí el sueño compartido con ella. Formé mi familia y, como periodista, tejo nuevas aventuras en esta tierra que ahora llamo hogar, llevando conmigo el amor y la inspiración que mi madre me brindó.
No hay límites, los sueños se cumplen. Mi historia es prueba de que, a pesar de los desafíos, el amor incondicional y la determinación pueden trascender cualquier obstáculo.
Como madre y periodista, encuentro en cada paso la confirmación de que los sueños, incluso aquellos que se moldean de manera diferente, pueden hacerse realidad.
Que mi camino inspire a creer en la fuerza de los anhelos y en la capacidad de convertirlos en vibrantes realidades.
JAQUELINE PEREIRA