El material genético heredado de los neandertales hace que algunas personas sean más madrugadoras

18 de diciembre de 2023
2 minutos de lectura
Mujer en la cama, dormir mal. / Fuente: EP

Un estudio apunta que aquellos que llevan ciertas variantes genéticas de los trogloditas tienden a levantarse de manera natural y a sentirse más activos durante las primeras horas del día

Un reciente estudio revela que la herencia genética de los neandertales podría influir en la tendencia matutina de ciertas personas. Esta investigación, publicada en la revista Genome Biology and Evolution, destaca que individuos con ascendencia neandertal tienden a sentirse más cómodos levantándose y acostándose temprano.

Los seres humanos anatómicamente modernos tienen sus raíces en África hace unos 300.000 años, donde el entorno ambiental moldeó muchas de sus características biológicas. Sin embargo, hace unos 70.000 años, los ancestros de los humanos modernos en Eurasia comenzaron a migrar hacia este continente, enfrentándose a nuevos ambientes con latitudes más altas y mayor variación estacional en la luz diurna y la temperatura.

A diferencia de los humanos modernos, los neandertales y denisovanos habitaron Eurasia durante más de 400.000 años, desarrollando diferencias genéticas y fenotípicas únicas debido a la evolución en entornos ambientales distintos. Al llegar los humanos a Eurasia, se produjo el cruce con estos homínidos arcaicos, permitiendo a los humanos adquirir variantes genéticas adaptadas a los nuevos entornos.

Luces y sombras en la evolución

Estudios previos indicaron que la selección natural eliminó gran parte de la ascendencia de los homínidos arcaicos en los humanos modernos, la cual no resultó beneficiosa. Sin embargo, ciertas variantes de estos homínidos permanecen en las poblaciones humanas, mostrando indicios de adaptación en aspectos como la resistencia inmunitaria y la pigmentación de la piel.

Estos cambios en el patrón y exposición a la luz pueden generar adaptaciones evolutivas, y aunque se ha investigado ampliamente en otros organismos, en humanos ha sido poco estudiado. Los entornos euroasiáticos donde habitaban los neandertales presentaban latitudes más altas y variabilidad lumínica, y se ha indagado si estas diferencias influían en sus ritmos circadianos.

Los investigadores identificaron 246 genes circadianos y encontraron cientos de variantes genéticas específicas de cada linaje que podrían impactar en estos genes. Destacaron 28 genes circadianos con variantes que podrían alterar el empalme en humanos arcaicos y 16 genes con regulaciones divergentes entre humanos actuales y homínidos arcaicos.

Posteriormente, se exploró si las variantes genéticas de los neandertales influyen en las preferencias de sueño de los humanos modernos. Tras analizar una cohorte del Biobanco del Reino Unido, encontraron que estas variantes aumentan la propensión a levantarse temprano, lo que sugiere una adaptación a latitudes elevadas.

El cambio hacia la tendencia matutina, vinculado a un periodo circadiano más corto, podría ser beneficioso en latitudes altas, permitiendo una sincronización más rápida con las señales temporales externas. Los investigadores planean aplicar estos análisis a poblaciones más diversas y explorar efectos en otros rasgos adaptativos.

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