El año 2025 quedará marcado como un tiempo de despedidas profundas para la cultura. La muerte de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, ha sido una de las pérdidas más simbólicas. Su obra, clave del boom latinoamericano, acompañó a generaciones de lectores y ayudó a entender la política, el poder y las contradicciones humanas desde la ficción. Con títulos como La ciudad y los perros o La fiesta del chivo, dejó una huella imposible de borrar.
Pero su ausencia no ha sido la única. El cine internacional también perdió miradas irrepetibles como la de David Lynch, creador de universos inquietantes que desafiaron la narrativa clásica, o intérpretes legendarios como Diane Keaton y Robert Redford, figuras que definieron décadas de cine y estilo.
En el panorama español, la conmoción llegó con la muerte de Verónica Echegui, cuyo talento conectó con el cine más íntimo y contemporáneo. Junto a ella se fueron nombres esenciales como Eusebio Poncela, Celso Bugallo, Juan Margallo o Mariano Ozores, referentes de distintas generaciones del cine y el teatro.
Estas pérdidas no solo cierran trayectorias. También cierran etapas creativas, formas de contar historias y de mirar el mundo que ya no volverán a repetirse.
La música tampoco salió indemne. El fallecimiento de Robe Iniesta, líder de Extremoduro, dejó huérfano a un rock español marcado por la poesía cruda y la rebeldía emocional. A él se sumaron Jorge Martínez y Manuel de la Calva, voces que forman parte de la memoria colectiva. En el ámbito internacional, 2025 se llevó a Ozzy Osbourne, Roberta Flack o Paquita la del Barrio, artistas que marcaron estilos y épocas, según Europa Press.
La literatura perdió también a José María Guelbenzu y a la británica Jilly Cooper, mientras que la moda se despidió del icónico Giorgio Armani, sinónimo de elegancia atemporal. El flamenco lloró a La Chunga, y la fotografía perdió miradas fundamentales como las de Sebastião Salgado y Oliviero Toscani.
La cultura, sin embargo, no muere con ellos. Permanece en sus obras, en las canciones, libros, imágenes y películas que siguen hablándonos. 2025 fue un año de pérdidas, sí, pero también de memoria, legado y gratitud hacia quienes hicieron del arte una forma de entender la vida.