En una época en la que las bodas parecen competir por ser cada vez más originales, una pareja decidió ir mucho más allá de lo habitual. Lo que para muchos podría haber sido simplemente un gesto creativo, para otros se convirtió en un auténtico desafío a los límites de la seguridad. Y es que estos novios eligieron hacer su entrada envueltos en llamas, un espectáculo digno de una superproducción cinematográfica que dejó a todos, tanto presentes como usuarios de internet, completamente atónitos.
El video, que no tardó en hacerse viral, muestra a la pareja caminando de la mano hacia su ceremonia al aire libre. Ambos sonríen, saludan y actúan como si estuvieran protagonizando una escena cuidadosamente coreografiada. A sus espaldas, un velo de fuego los rodea, elevando el dramatismo del momento a niveles pocas veces vistos en una boda. Lo que debía ser un instante romántico se transformó rápidamente en un espectáculo que generó reacciones de todo tipo: admiración, sorpresa y, sobre todo, preocupación.
Muchas personas en redes comentaron que, por muy impactante que fuera la imagen, “el fuego no deja de ser fuego”, recordando lo impredecible que puede resultar incluso bajo control. Una ráfaga de viento, un gesto fuera de guion o un paso en falso podrían haber convertido la performance en una tragedia en cuestión de segundos. Afortunadamente, detrás de ellos avanzaba un miembro del equipo técnico con un extintor en mano, preparado “por si las cosas se complicaban”, algo que tranquilizó, aunque solo un poco, a los más nerviosos, según el EXCELSIOR.
El clip prendió rápidamente en redes, y no solo en sentido figurado, generando miles de comentarios. Algunos usuarios aplaudieron la valentía y el espectáculo, asegurando que la escena era tan épica como inolvidable. Otros, en cambio, cuestionaron si la obsesión por alcanzar niveles extremos de originalidad está llevando a las celebraciones a un territorio donde el show parece pesar más que la seguridad de los protagonistas.
La discusión creció tanto que incluso la novia decidió intervenir. En un comentario aclaró que ambos son performers profesionales y que la entrada se realizó con trajes ignífugos, un equipo técnico especializado y un plan de seguridad meticulosamente calculado. Según explicó, no existió un riesgo real para ellos y todo formaba parte de una coreografía que llevan años dominando.
Aun así, el debate sigue abierto: ¿hasta dónde es sano llevar la creatividad en un día tan importante? ¿Debe una boda buscar impresionar a cualquier precio? Lo que está claro es que esta pareja logró exactamente lo que quería: una entrada inolvidable que ya forma parte del imaginario viral de las redes sociales.