La mañana que debía transcurrir como cualquier jornada familiar en el Parque Zoobotánico Arruda Camara terminó convirtiéndose en una escena de absoluta conmoción. Decenas de visitantes, incluidos niños, presenciaron cómo un joven conseguía hacer lo impensable: escalar un muro de más de seis metros, superar las barreras de seguridad y descender desde un árbol directamente al recinto de una leona adulta. Minutos después, la tragedia estaba consumada.
El joven, identificado como Gerson de Melo Machado, de 19 años, murió a causa de las heridas provocadas por el animal. Las autoridades municipales confirmaron que la entrada al recinto fue deliberada, un acto que sorprendió incluso a quienes trabajan diariamente en el parque. En los videos grabados por visitantes, se observa cómo la leona, que descansaba junto a un ventanal, percibe la presencia del intruso, se aproxima al árbol por el que descendió el joven y lo arrastra con los dientes por una pierna. Los gritos de los presentes reflejan la impotencia del momento, y poco después, la escena desaparece entre los arbustos.
La ciudad de João Pessoa quedó marcada por el horror del episodio. El zoológico cerró sus puertas temporalmente y calificó el incidente como “extremadamente triste”. El veterinario del parque destacó que el recinto cumplía con todas las medidas de seguridad y que el comportamiento del animal fue una reacción instintiva ante la invasión de su territorio. También se aclaró que en ningún momento se contempló la eutanasia de la leona, ya que no representa un peligro fuera de esta situación excepcional, según la Prensa.
A medida que avanzaban las investigaciones, comenzaron a conocerse detalles sobre la vida del joven que añadieron un matiz profundamente humano al caso. Las primeras indagaciones apuntan a la posibilidad de que se tratara de un intento de suicidio. Gerson había crecido en un entorno familiar marcado por problemas de salud mental: tanto su madre como sus abuelos vivían con esquizofrenia, y él mismo había pasado por años de acompañamiento institucional.
Veronica Oliveira, consejera de protección infantil que lo conocía desde hacía casi una década, lamentó públicamente que el joven no hubiera recibido el tratamiento psiquiátrico adecuado. Explicó que muchas veces fue considerado solo como un caso de “problemas de comportamiento”, cuando en realidad necesitaba una atención especializada.
Oliveira también reveló un detalle desgarrador: Gerson soñaba con ser domador de leones. Su historia, compleja y dolorosa, ha reabierto el debate sobre la salud mental juvenil y la importancia de sistemas de apoyo sólidos. Mientras la investigación continúa, la ciudad recuerda el suceso no solo como un trágico accidente, sino como el reflejo de una vida que pedía ayuda desde hacía tiempo.