Amnistía Internacional volvió a afirmar que “el genocidio de los palestinos cometido por Israel en Gaza sigue sin pausa”, pese al frágil alto el fuego que entró en vigor el 10 de octubre. El reporte, elaborado a partir de testimonios de víctimas, datos de la ONU y estudios independientes, sostiene que la devastación humana y material en la Franja continúa siendo de magnitud catastrófica. Israel no respondió a las acusaciones.
En otras ocasiones ha desestimado denuncias similares calificándolas de “mentirosas”, “antisemitas” o “inventadas”, aunque nunca ha aportado pruebas para refutar a las organizaciones internacionales que señalan la comisión de un genocidio.
Según El Excelsior, la organización insiste en que la tregua no ha frenado la crisis humanitaria ni ha modificado lo que describe como una política sistemática de destrucción y desplazamiento masivo. La guerra, que supera ya los dos años desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, en el que murieron 1.221 personas en Israel; ha provocado un saldo devastador en Gaza. Más de 69.799 palestinos han sido asesinados, en su mayoría mujeres y menores, según el Ministerio de Salud gazatí, cuyas cifras son consideradas fiables por la ONU.
Amnistía recuerda que “suministrar ayuda limitada a algunos no significa que el genocidio terminó”. La secretaria general, Agnès Callamard, advierte que el cese al fuego “crea la ilusión peligrosa de un retorno a la normalidad”. Señala que, en la práctica, Israel continúa restringiendo de forma severa el acceso a alimentos, agua, energía, reconstrucción y servicios esenciales. Estas limitaciones perpetúan el riesgo de muerte masiva y el desplazamiento forzado.
Mientras la atención internacional se concentra en Gaza, en la Cisjordania ocupada siguen documentándose incidentes que organizaciones palestinas y defensores de derechos humanos consideran ejecuciones extrajudiciales. Este jueves, el ejército israelí confirmó que investiga un episodio ocurrido en Yenín, donde soldados fueron grabados disparando contra dos palestinos que levantaban los brazos en señal de rendición.
Las víctimas, de 26 y 37 años, murieron en el acto. La Autoridad Palestina calificó los hechos como un “crimen de guerra” y acusó a Israel de aplicar “brutales ejecuciones sumarias”. Las imágenes, difundidas por cadenas de televisión israelíes y parcialmente documentadas por AFP, muestran a los dos hombres saliendo de un edificio rodeado, siguiendo las instrucciones de las tropas, antes de ser tiroteados.
Israel afirma que los dos palestinos eran supuestos “sospechosos implicados en actividades terroristas” y asegura que el caso está bajo investigación. Sin embargo, las autoridades palestinas y múltiples organizaciones humanitarias sostienen que este tipo de ejecuciones se ha vuelto frecuente en Cisjordania desde 2023, en el marco de una ofensiva militar que describen como parte de un “sistema de apartheid y control violento”.
Sin embargo, las acusaciones de genocidio contra Israel no son nuevas. Amnistía Internacional las formuló oficialmente en diciembre de 2024 y desde entonces varias ONG internacionales han respaldado esa denuncia. Sudáfrica llevó el caso ante la Corte Internacional de Justicia, que continúa evaluando las alegaciones de exterminio sistemático de la población palestina.
Mientras el mundo observa con preocupación el recrudecimiento de la violencia, tanto en Gaza como en Cisjordania, los organismos humanitarios advierten que las víctimas seguirán aumentando si no se garantiza un alto el fuego duradero y un acceso pleno a la ayuda humanitaria. Dos condiciones que, por ahora, no se han cumplido.