Un estudio publicado el lunes en JAMA Neurology vinculó la apnea obstructiva del sueño, una condición que provoca pausas temporales en la respiración durante el descanso nocturno; con un mayor riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson. Esta enfermedad es un trastorno neurológico progresivo que causa temblores, rigidez y dificultades para hablar, moverse y tragar. Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en Estados Unidos, solo por detrás del Alzheimer, con 90.000 diagnósticos nuevos cada año.
Según recoge el Diario de Chihuahua, no existe cura para la enfermedad de Parkinson. Así lo afirmó el Dr. Lee Neilson, neurólogo de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón y autor principal del estudio. Sin embargo, los investigadores observaron que tratar la apnea con una máquina de presión positiva continua en las vías respiratorias, o CPAP, se asociaba con una menor probabilidad de desarrollar la enfermedad. Por ello, identificar a las personas con mayor riesgo e intervenir de forma temprana “podría tener el mayor impacto”, afirmó Neilson.
Asimismo, los investigadores analizaron los registros médicos de más de 11 millones de veteranos estadounidenses tratados en el Departamento de Asuntos de Veteranos entre 1999 y 2022. Se trataba mayoritariamente de hombres, con una edad media de 60 años, un perfil asociado a mayor riesgo de apnea del sueño. El estudio reveló que alrededor del 14% había sido diagnosticado con apnea en ese periodo. Al evaluar su estado de salud seis años después, comprobaron que quienes padecían apnea tenían casi el doble de probabilidades de desarrollar Parkinson en comparación con aquellos sin diagnóstico. Esta asociación se mantuvo incluso tras ajustar por factores como índice de masa corporal elevado, diabetes, hipertensión, depresión o lesiones cerebrales traumáticas.
Además, quienes comenzaron a usar máquinas CPAP dentro de los dos años posteriores al diagnóstico presentaron un 30% menos de probabilidades de desarrollar Parkinson que los que no utilizaron este tratamiento. Estas máquinas bombean aire a través de una mascarilla para mantener abiertas las vías respiratorias y, cuando se usan de forma constante, resultan eficaces. No obstante, muchas personas las consideran incómodas o ruidosas y no las utilizan lo suficiente para beneficiarse de ellas.
El estudio no demostró que la apnea del sueño cause Parkinson ni que el uso de CPAP pueda prevenirlo. Así lo advirtió el Dr. Sairam Parthasarathy, médico e investigador del sueño en la Universidad de Arizona, quien no participó en la investigación. Aun así, sostuvo que se trata de un trabajo importante y, hasta donde tiene conocimiento, del más amplio y sólido que sugiere esta asociación. Espera que impulse más estudios sobre esta relación.
Queda por determinar por qué la apnea del sueño podría influir en el riesgo de desarrollar Parkinson. Se sabe que alrededor del 13% de los casos están relacionados con mutaciones genéticas, y algunas investigaciones apuntan a que toxinas ambientales como pesticidas o metales pesados podrían aumentar la probabilidad de padecerlo. Pero el papel específico de la apnea no está claro. Así lo señaló el Dr. Ronald Postuma, profesor de neurología en la Universidad McGill de Montreal, ajeno al estudio.
Plantearon los autores la hipótesis de que la reducción crónica de oxígeno provocada por la apnea podría dañar progresivamente las células cerebrales y afectar su funcionamiento, contribuyendo al desarrollo de la enfermedad. El trastorno también podría interferir con el sistema glinfático, encargado de eliminar desechos del cerebro durante el sueño. Según el Dr. Gregory Scott, profesor adjunto de patología en la Facultad de Medicina de OHSU y coautor del estudio, esta alteración podría incluso vincular la apnea con la demencia.
Confirmar cualquiera de estas teorías requerirá mucha más investigación. Aun así, el Dr. Parthasarathy consideró que es lógico pensar que un trastorno del sueño que limita de forma regular el oxígeno que recibe el cerebro podría contribuir a una enfermedad neurológica como el párkinson. “No es un hallazgo utópico”, afirmó.
Si los resultados del estudio animan a más personas a buscar tratamiento para la apnea del sueño, sería una buena noticia. Las máquinas CPAP “pueden ser molestas y difíciles de usar”, añadió el Dr. Scott, pero sus beneficios potenciales “pueden ser invaluables”.