Protestar por la libertad

19 de noviembre de 2025
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Fuente: Canva

«La libertad es no tener miedo» – Jodorowsky

La libertad es una aspiración del ser humano. En muchos países, sin embargo, se ve limitada o brilla por su ausencia. Donde reina la libertad se produce un equilibrio entre una sociedad y un Estado fuertes que la hacen posible. Lo explica James A. Robinson, Reverend Dr. Richard L. Pearson Professor of Global Conflict Studies de la Universidad de Chicago.

Un individuo es libre si puede actuar y disponer de sus posesiones sin necesitar el permiso de otros. Los gobiernos de Morena están librando una batalla inmoral en contra de los ciudadanos; es muy claro: ya no sabemos por qué molestan. Es una larga lista de alteraciones, no solo a lo que otorgaba la Constitución, sino también a la vida cotidiana. La “mañanera del pueblo” de la presidenta es un claro ejemplo de la represión a los periodistas. Un monólogo de dos horas que en realidad funciona como un informe de gobierno diario, además de justificar todos los desmanes con los que su gobierno altera el orden político y social.

Hay dos escenarios principales que definen la falta de libertad. El primero se produce cuando un Estado muy poderoso domina a la sociedad. Es el caso de la China actual, donde el gobierno ha instalado miles de cámaras por las calles para controlar a los ciudadanos. Es la pesadilla del Gran Hermano, descrita por George Orwell en su novela 1984, hecha realidad. La capacidad tecnológica del Estado chino le permite actuar sin rendir cuentas a la sociedad y erradicar la libertad.

En el segundo escenario, el Estado es débil y no tiene esa presencia opresora. Es el caso de Yemen, donde la sociedad se organiza en tribus, clanes y redes. Allí el Estado casi no existe, pero tampoco hay libertad. ¿Por qué?

En el caso de México, el Estado no es ni fuerte ni débil; por medio de los tres poderes de la Unión, que finalmente tiene en su control, gradualmente idiotiza a los ciudadanos, lo cual se refleja en las elecciones y en el desarrollo de la vida social e individual.

La explicación la encontramos en la obra del sociólogo Max Weber. Weber define al Estado como la comunidad humana que ejerce el monopolio de la violencia en un territorio concreto. El Estado chino tiene ese monopolio y lo ejerce. En Yemen, en cambio, está en manos de la sociedad. Pero, contra lo que podría pensarse, esta situación también juega en contra de la libertad. Esto es así porque una sociedad sin Estado da lugar a una situación de guerra. Para impedirlo, en Yemen —como en otros países similares— surgen normas que tratan de evitarla. Sin embargo, esas normas también se erigen como obstáculos a la libertad.

Se han dado muchas definiciones sobre el concepto de Derechos Humanos, y es posible encontrar diversas formas de referirse a ellos: derechos esenciales, derechos fundamentales, derechos civiles y políticos, derechos subjetivos públicos, entre otros. Si bien doctrinariamente se han desarrollado estas categorías y adquirido una fisonomía propia, para efectos de esta guía se utilizarán indistintamente.

A su vez, estos derechos se encuentran protegidos por determinados ordenamientos jurídicos y deben ser resguardados a través de las constituciones, los tratados internacionales sobre derechos humanos, el derecho internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho.

El Derecho Internacional de los Derechos Humanos establece cuáles son las obligaciones que tienen los Estados de tomar medidas, o bien de abstenerse de ciertas actuaciones, a fin de respetar, proteger y asegurar los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.

El respeto y la promoción de los derechos fundamentales significan valorarse como personas, seres únicos e irrepetibles, dotados de dignidad.

Si bien es posible encontrar diversos antecedentes relativos al surgimiento de los derechos humanos y su respeto —en la antigüedad, en el medioevo, en las polémicas sobre los naturales americanos, en la Ilustración y en la Revolución Francesa con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789—, los derechos humanos como idea cobran relevancia internacional al término de la Segunda Guerra Mundial, como reacción ante los crímenes masivos cometidos durante su desarrollo. Se necesitaba dejar claro que ni siquiera la soberanía de los Estados podía vulnerar ciertos valores y principios basados en la dignidad humana. Por esto, los países victoriosos proclamaron y firmaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos en diciembre de 1948. No obstante, el primer documento de derechos humanos de carácter general es anterior por casi seis meses: la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, de junio de 1948.

Una comprensión más amplia de la violencia directa del gobierno de Morena y su partido incluye no solo la violencia “conductual”, sino también la violencia estructural, que a menudo es inconsciente. La violencia estructural es resultado de estructuras sociales y económicas injustas y desiguales, y se manifiesta, por ejemplo, en la pobreza y las privaciones de todo tipo.

El acoso o la intimidación son formas de violencia que afectan a los jóvenes y que, a menudo, no se consideran como tal. La intimidación se refiere a un comportamiento agresivo repetido con la intención de dañar a alguien. Puede tomar la forma de violencia física, psicológica o verbal. Puede ocurrir en cualquier entorno humano: la escuela, el trabajo o cualquier otro espacio social. La intimidación puede ser directa, cara a cara, o indirecta, difundiendo rumores o dañando a otro mediante Internet. A pesar de que es difícil obtener estadísticas claras, la investigación muestra que el acoso es un problema creciente. Con frecuencia, las víctimas no se atreven a hablar, lo que dificulta identificarlas y apoyarlas.

Este acoso lo están sufriendo los jóvenes en las marchas y protestas que realizan en todo el país. Los persiguen como si formaran parte de la delincuencia organizada. Esto no es libertad: es un estado de represión por parte del Estado, inconcebible.

Un concepto estrechamente relacionado con la paz y la violencia es la seguridad humana, que en México ya no existe. Esta debería dedicarse a la protección de las personas y comunidades tanto frente a la amenaza directa de la violencia física como a las amenazas indirectas derivadas de la pobreza, de la inseguridad social, de las desigualdades económicas o políticas, así como de desastres naturales y enfermedades. Como vemos, nuestro gobierno altera la paz en cada uno de estos aspectos.

Un país puede no estar bajo la amenaza de ataques externos o conflictos internos, pero ser inseguro si, por ejemplo, carece de capacidad para mantener la ley, si gran parte de la población es desplazada por el hambre o diezmada por enfermedades, o si su pueblo no logra satisfacer sus necesidades básicas de supervivencia y acceso a los derechos humanos.

Mientras tengamos un gobierno arbitrario y un pueblo consentido, los jóvenes, ante tanta prohibición, ya no sabrán contra qué protestan.

Salud y larga vida.

*Por su interés reproducimos este artículo de Francisco Flores Legarda publicado en El Diario de Chihuahua.

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